domingo, marzo 17, 2019

La industria tecnológica, a contramano de la crisis actual

La inversión en iniciativas habría llegado a un récord en 2018; qué puede venir.

Los números aún no son finales, pero todo indica que 2018 habría sido el año récord de inversiones en emprendimientos de matriz tecnológica en la Argentina. Más allá de eso, se ratifica que el ecosistema y la economía emprendedora florecen en toda la región. Las inversiones de capital de riesgo sobrepasaron en 2017 el billón de dólares, duplicando el dato de 2016 (según la Asociación de Inversión de Capitales Privados en América Latina, Lavca). Y en 2018 se habría superado ese récord.

En la Argentina, que pasa una crisis económica de magnitud quizás inesperada, y en pleno desconcierto social y político, la industria digital parecería no haberse enterado del temblor. Las firmas tecnológicas latinoamericanas valuadas en más de un billón de dólares (unicornios) son, en buena parte, argentinas: Mercado Libre, Despegar, Olx y Globant. Y se suma la camada de emergentes: Satellogic, Auth0, Increase, Xapo, IguanaFix, Afluenta, Tienda Nube, 123Seguro, por ejemplo. ¿Qué es lo que nos permite obtener estos resultados en grupos de trabajo de esta índole, y tan magras cosechas colectivas en otras áreas?

Reclamamos ejemplos que nos inspiren. Recurrimos a los Ginóbili, Aymar, Messi, Barenboim, Argerich, para creer que podemos ser mejores de lo que hemos demostrado ser. Si en algo coincidimos los argentinos es en nuestro potencial humano (y en la "riqueza natural"). Abunda el talento, pero es común que trabaje por separado y no en grandes equipos. Aquí es relativamente fácil encontrar a un John Lennon, pero no lo es reunir a cuatro músicos fabulosos y formar The Beatles.

Trabajar en sincronía, apuntar a la mejora continua, resolver obstáculos, evitar conflictos innecesarios, domesticar los egos, pensar en un bien superior al personal. Probar y cambiar y volver a cambiar, pero sin cambiarlo todo, sin destruir lo anterior. Eso es lo que logran los grandes equipos. Y es lo que nos cuesta. Tenemos en las startups la posibilidad de ver y aprender de equipos apasionados, profesionales, con energía, organizados, metódicos. ¿Con contradicciones? Seguro. Imperfectos, pero valiosos y ambiciosos.

Hay un camino posible para el país en este ecosistema de escala global, para su matriz productiva y de servicios. La oportunidad está, los mercados más desarrollados comienzan a saturarse de emprendimientos y los inversores buscan destinos.

El respaldo que nos ofrecen los éxitos ya demostrados, el inagotable potencial humano, el caudal científico y tecnológico, el vuelco al emprendedurismo, la incipiente apertura de las corporaciones a dialogar con este espacio y a ejercitar sus transformaciones digitales, ciertas ventajas competitivas son algunas de las bases necesarias para el desarrollo de una industria local más fuerte, que dispute un lugar protagónico en la economía del conocimiento.

Pablo Capurro. Emprendedor, manager y miembro de directorios de compañías y startups tecnológicas 

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