lunes, junio 25, 2018

Las lecciones que dejan para los líderes las actitudes de Jorge Sampaoli



El técnico de la selección argentina muestra varias características de un antilíder, con conductas que le podrían costar caras a una empresa; evitar la diversidad, no planificar y ser arrogante son algunas de ellas. Fuente: LA NACION - Crédito: Aníbal Greco

Cuando una figura es pública, los comportamientos y acciones de esa persona son publicados y juzgados por todos. Esa dificultad de la gente conocida, sea farándula, políticos u otros personajes, es la misma que tienen los líderes en sus compañías: están expuestos por lo que dicen y hacen, por lo que pregonan y por lo que, finalmente, demuestran.

Con el furor del mundial, nada mejor que analizar un personaje cercano y polémico para los argentinos: el director técnico del Seleccionado Nacional de Fútbol, Jorge Sampaoli. ¿Es Sampaoli un líder o un antilíder? Mi posición es que es un antilíder.

¿Qué es un antilíder? Un antilíder es, definitivamente, un mal jefe en cualquier organización y puede llegar a ser un mal ejemplo a seguir. ¿Significa esto que es alguien con un mal desempeño? No, por el contrario, existen muchos casos de antilíderes super eficientes que generan grandes resultados pero, en muchos casos, a costa de destruir la organización que están liderando. Veamos, a partir de algunas declaraciones de Sampaoli, las dimensiones que caracteriza su antiliderazgo.

Evitar la diversidad: "Es muy difícil convencer al que piensa distinto. Uno lo puede hacer por un rato, pero en el momento de crisis, inevitablemente se separan. Si trabajás con gente que piensa igual que tú, evitas eso". Equivocado. Este pensamiento es definitivamente un error para cualquier líder. La diversidad de opiniones y de ideas en una organización o equipo de trabajo, genera nuevas perspectivas de análisis y nuevos marcos estratégicos. La falta de diversidad cognitiva hace que el líder carezca de la posibilidad de desafiar sus propios modelos e ideas.

La diversidad de ideas en un equipo directivo tiene que ser manejada por el líder para generar conflictos constructivos. Jefes que no quieren manejar esta diversidad, prefieren equipos homogéneos donde todos piensan más o menos de forma similar. Esta situación es ideal para jefes que no aguantan abrirse a opiniones ajenas, no quieren debatir o, simplemente, no quieren escuchar.

No planificar: "Yo no planifico nada. Todo surge en mi cabeza cuando tiene que surgir. Brota naturalmente en el momento oportuno. Odio la planificación". La falta de planificación es otro error en el perfil de aquellos que quieren acceder a un rol de liderazgo. La planificación es una competencia crítica del líder para poder generar planes de mediano y largo plazo. Sin esa competencia, los líderes serían simplemente ejecutores cortoplacistas.

¿Pueden las ideas brotar naturalmente en el momento oportuno como sugiere Sampaoli? Seguramente. Sin embargo, una organización no se conduce por impulsos espasmódicos de líderes inspirados por un rayo divino. Este tipo de liderazgos mesiánicos lleva al agotamiento organizacional y a la fatiga de los empleados que querrán ver convertido a su inspirado líder en un exjefe.

No aprender: "Yo no puedo leer un libro; veo dos hojas y ya me aburro. Escribo tres cosas en un papel y me cansé". Error enorme. El líder debe leer para actualizarse e inspirarse. La carencia de lectura en un supuesto líder genera un cortoplacismo de pensamiento y acción. El líder tiene que entender que llegar a dirigir un área u organización requiere una visión amplia y un conocimiento específico. A partir de cierto momento de la carrera profesional, el desarrollo del directivo pasa por la experiencia y la lectura profunda de los temas que hacen a la organización. Los directivos, líderes y jefes que requieran lograr conocimientos profundos o especializarse pueden apalancarse en la lectura para lograr el nivel de especialización que necesitan.

La capacidad de escribir que Sampaoli desestima, es otra virtud del buen líder ya que logra plasmar planes, ideas e inquietudes. El líder que hace de la lectura y escritura un hábito, tiene otra virtud: puede comunicar bien.

Arrogancia: "Me hacés caminar dos cuadras. Cobrás 100 pesos por mes". El líder tiene que evitar la arrogancia y el narcisismo. Es conocido el hecho que involucró a Sampaoli con un policía a quien denigró, haciendo referencia a su magro sueldo. El líder es ejemplo de su accionar. La gente en una organización va a estar atenta a las acciones, ejemplos y omisiones del líder. Cualquier desliz puede afectar directamente la confianza y credibilidad del líder.

Los jefes que menosprecian y demuestran arrogancia, son jefes narcisistas, personas vanidosas y propensas a la grandiosidad. Se sienten superiores y tienen una tendencia a querer dominar situaciones y a subestimar a sus colaboradores. Tienen inflada la confianza.

Sampaoli puede que hoy dirija a la selección de fútbol. Sin embargo, es difícil que sus características como jefe sean las mejores para una empresa. Las luminarias no son, necesariamente, ejemplos a seguir. Por el contrario, pueden ser casos testigos de lo que no hay que hacer. 

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