martes, septiembre 19, 2017

El culto al pasado vs una mirada hacia el futuro


Estamos viviendo en una economía del conocimiento donde el trabajo mental cobra cada vez más importancia y el trabajo manual y las materias primas pierden terreno. Si evaluamos la comparación entre los países más ricos del mundo en ingreso per cápita por ejemplo Australia, Singapur, Luxemburgo, Israel, Taiwan, y los países latinoamericanos más pobres donde por supuesto Argentina está incluida, hay dos características básicas que nos diferencian: La Innovación y la Educación.

Países más pobres paradójicamente son los más ricos en petróleo. Sino miremos el ejemplo mas claro que es Venezuela. Con esto no quiero decir, que no se malentienda, que los países dejen de producir materias primas que brindan grandes ventajas competitivas.

Mi discusión va por otro carril. En Latinoamérica hacemos un culto del pasado. Estamos obsesionados con el pasado y hacemos un culto permanente a las ideologías. Los asiáticos por ejemplo están obsesionados por el futuro y guiados por el pragmatismo.

La gente que se la pasa hablando de derecha e izquierda vive en el siglo pasado. Nos cuesta cambiar ese chip mental que atrasa. No podemos entender que ya no hay tal cosa como países de “derecha” y de “izquierda”: hay países que atraen capitales y prosperan – que cubren todo el arco ideológico, desde Estados Unidos hasta China y Vietnam y países que ahuyentan capitales y viven en la pobreza, como nosotros en Argentina, Venezuela o Cuba, basándose en su discurso ideológico berreta.

Los que atraen capitales, generan trabajo y riqueza a partir de la educación y la innovación, que en Argentina tendría que estar en el centro de la agenda política. Pero para esto tenemos que empezar a mirar hacia adelante. Mirar lo que están haciendo otros. Discutir un programa a 20 años a partir de un acuerdo nacional sobre bases más sólidas pensando en el largo plazo y que cambie la historia definitivamente. Una especie de acuerdo de la Moncloa pero a la argentina.

Romper la larga historia de auges y caídas que han convertido a Argentina en un ejemplo clásico de país inmensamente rico arruinado por el populismo y la incertidumbre política, cuya población está acostumbrada a la gratificación instantánea y donde las etiquetas políticas del siglo pasado están profundamente arraigadas no es algo que se dé un día para el otro. Pero tomando un ejemplo que escuché del periodista argentino Andrés Oppenheimer, ganador del Premio Pulitzer hablando de Países ejemplares, esta imagen del billete de dos dólares de Singapur, que innova y mira constantemente al futuro y que vale más que mil palabras, tal vez nos clarifique hacia donde tenemos que apuntar:


Gustavo Sarnari. Titular de GS Consultora Desarrollo & Educación Organizacional – Licenciado en Educación y Gestión Institucional por la Universidad Nacional de Quilmes – TS en Marketing por el IS San Pablo de Villa Constitución – Posgraduado en Formación Docente con especialización en Educación Superior por el IS San Nicolás de Bari de San Nicolás – Autor del libro Marketing + Humano(S) “Fortaleciendo el Potencial y Valor Humano en la Gestión Comercial de las Organizaciones”.

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