martes, marzo 22, 2016

Olapic: ¿Los cambios de dirección son signo de fracaso o flexibilidad?

Tres años después de su aparición como una plataforma online de intercambio de fotografías nupciales, Olapic había cambiado por completo de modelo de negocio no una, sino dos veces. ¿Fue la mejor decisión para garantizar su crecimiento y rentabilidad?

LA HISTORIA
A principios de 2010, tres españoles que estudiaban en Nueva York tuvieron una idea y lanzaron Olapic, que inicialmente ofrecía un servicio de intercambio de fotos nupciales a los novios y sus invitados.

La plataforma permitía colgar imágenes de las bodas en una web común, con una versión gratuita para menos de cien instantáneas y otra premium, por la que los recién casados pagaban 80 dólares.

Con este proyecto inicial, el barcelonés Pau Sabrià, el zaragozano Luis Sanz y el madrileño José de Cabo atrajeron un mercado cuyo interés estaba asegurado, el de los novios deseosos de registrar todos los momentos de un día tan especial.

Pero los clientes solo se casaban una vez, así que las suscripciones no tenían continuidad. Por tanto, la mayor parte del dinero que ingresaba la empresa debía reinvertirse una y otra vez en estrategias de marketing para captar nuevos clientes.

Pese a las dificultades para crecer, su idea obtuvo el primer premio del programa Greenhouse de la Columbia Business School, que suponía una inversión de 25.000 dólares. Aun así, después de graduarse ese mismo año, decidieron aparcar su idea original para impulsar el crecimiento.

Primer cambio de rumbo
Olapic adaptó su plataforma de fotografías para atender una nueva necesidad: el deseo de los lectores de compartir imágenes de interés periodístico. Al mismo tiempo, permitía que las empresas del sector de la comunicación se beneficiaran de ese tráfico.

Cuando la firma de capital riesgo First Round Capital, en colaboración con New York Daily News, dio a conocer un concurso para startups, los fundadores de Olapic se apresuraron a participar. Corría el año 2010, Instagram acababa de aparecer en escena y la conectividad digital disparaba la imaginación de las empresas.

El sector mediático parecía una mejor opción para Olapic que las bodas y el espaldarazo de New York Daily News suponía un comienzo prometedor.

Aun así, surgieron complicaciones: el panorama digital cambiaba constantemente y las empresas que poseían medios de comunicación se adaptaban con lentitud. Los contratos solían tardar mucho en materializarse y no era fácil valorarlos con precisión. Además, aparecieron competidores directos, así que los fundadores de la compañía se plantearon un nuevo golpe de timón.

Próxima parada: el comercio electrónico
Cuando Facebook compró Instagram en abril de 2012, las grandes marcas empezaron a ver más valor en la interacción con los clientes a través de sus fotografías. Olapic estaba lista para sacar partido de ese cambio de percepción, así que lanzó una nueva plataforma con la que irrumpió en el comercio electrónico: el único mercado billonario que lucía un crecimiento de dos dígitos en aquel momento.

El equipo de la empresa diseñó su nuevo producto basándose en la idea de que los consumidores se fían más de las fotografías hechas por otros clientes que de la publicidad de las marcas. Observaron que, en las webs de comercio electrónico, los clientes potenciales eran más proclives a hacer clic en el botón de compra cuando los productos estaban contextualizados con imágenes recogidas de Instagram, Facebook y otras redes sociales.

Con este nuevo modelo, Olapic permitía a las empresas mostrar imágenes de sus productos hechas por los propios clientes. Así, por ejemplo, West Elm, una tienda de muebles estadounidense, recurrió a Olapic para nutrir una galería de su web con fotografías de perros y gatos acomodados en sus camas y sofás.

"Powered by Olapic" aparecía como firma en las páginas de los clientes, dando a conocer el servicio de la empresa a otras webs de comercio electrónico.

En este punto, los fundadores de Olapic sopesaban posibles opciones para seguir impulsando su crecimiento.

¿Debían presentar esta idea a los inversores como una sólida base para el futuro de la compañía?
¿Era mejor destacar la agilidad emprendedora que habían exhibido hasta entonces y mostrarse abiertos a nuevos cambios de rumbo según fueran apareciendo otras oportunidades en el panorama digital?
¿Cómo debían posicionar la empresa para coger la mejor ola?

Fuente: IESE Insight

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