martes, septiembre 22, 2015

Investigar permite tener ideas que nadie tuvo

En su visita al país, la líder de emprendedorismo de Singularity University, Sandra Miller, habló de innovación.

"Moon shot thinking". El concepto usado por Google, alude a imaginar sin límites, hasta lo aparentemente imposible. Sólo de esa forma se pueden crear soluciones para los desafíos más grandes de la humanidad que Singularity University (SU), un centro de innovación ubicado en el campus de la Nasa en Silicon Valley, se propuso resolver. Sus productos bien podrían ser producto de la ciencia ficción. Y sino... ¿quién podría creer que en el mundo real astronautas imprimen 3D en el espacio? Créalo. La propia Sandra Miller, líder del área de emprendedores de SU, se maravilla al contarlo. En su paso por la Argentina, como parte del cuarteto de especialistas de la universidad que la semana pasada participó en InnovatiBA, Miller dialogó con LA NACION sobre las cualidades de los emprendedores con futuro, y las tendencias para las nuevas compañías, en base a su experiencia al frente de la aceleradora de start ups del centro innovador.

-¿Qué cualidades tienen los emprendimientos que seleccionan?

-Combinan un alto potencial en el desarrollo de una tecnología en un área exponencial, y la relación con alguno de nuestros grandes desafíos globales [medio ambiente, alimentos, energía, seguridad, pobreza, educación, salud global y espacio]. Además, tenemos en cuenta algunas consideraciones típicas de los inversores que también se dan aquí: el equipo de fundadores, su historial y experiencias, que estén abiertos a sumar las piezas que les faltan. Y un buen concepto de negocio en un mercado razonable, que desde el inicio tenga en cuenta la validación del usuario, aunque eso refute todo lo que se ha asumido.

-Aquí se dice que el equipo pesa más que la idea ¿es igual en SU?

-Cuando los inversores evalúan dos start ups distintas, con dos ideas, eligen la del equipo más fuerte, porque las cosas siempre pueden ir mal, y un buen equipo puede "controlar las bombas" y también estar abierto a ir detrás de otras oportunidades.

-¿Qué atributos tienen en común los estudiantes de SU?

-Curiosidad extrema es lo primero. Están por encima del promedio en lo que hacen, en su exploración y autoaprendizaje para capacitarse en áreas que exceden a su entrenamiento universitario. Y eso los hace llegar más allá. Es un balance entre temeridad y ambición en el buen sentido, mezclada con empatía hacia quienes están expuestos al problema que buscan solucionar. Además, vemos como un valor los fracasos de los que aplican; miramos que hayan ido más allá de lo típico del área de sus estudios.

-¿Cuál es su diagnóstico sobre el emprendedorismo en la región?

-Están empezando a pasar cosas muy buenas aquí. Es importante que exista una creación de valor razonable como resultado de las inversiones de riesgo, porque sino, no estarán allí para la siguiente ola de start ups. Y estoy sorprendida de ver cómo se está empezando a ver esa creación de valor en los ecosistemas. Se ve en adquisiciones y, aunque es menos frecuente, en empresas que llegan a ser públicas, y eso es importante en el ciclo de las start ups, porque luego esos emprendedores inspiran e impulsan a otros, o ellos mismos crean nuevas empresas.

-¿Cómo se alienta la innovación disruptiva?

-Hay que tener una diversificación en los inversores, que están mirando el riesgo. En el corto plazo, si los copy cuts (modelos de éxito afuera que se replican) son rentables y tienen un mercado, está bien. Siempre que haya también una visión de más largo plazo, particularmente orientada a la tecnología que sale quizá de las investigaciones de universidades, fuente de muchas de las más grandes ideas que se generan. Tener un balance de ambas, depende de qué se hace en el país, por ejemplo, para proteger la propiedad intelectual, y que eso justifique el riesgo.

-¿Se puede aprender a pensar fuera de lo convencional?

-Pensar "out of the box" depende de pensar lo suficientemente en grande, y darse la libertad de retroceder y no limitar las ideas inicialmente. Entonces, se puede empezar un proceso que comienza por pensar cuál es el problema a resolver, sobre la base de los problemas más grandes del mundo. Y luego, ir profundo sobre lo que está pasando, porque hasta que no se caracterice la necesidad completamente, será difícil crear una solución. Tener una idea que nunca nadie tuvo y que impacte, demanda un trabajo muy duro de investigación.

-¿Qué ejemplo start up destaca de las que ha visto en SU?

-Hay un caso particularmente interesante: Made in Space, una compañía creada por alumnos de 2010 que empezaron a pensar cómo poner una impresora 3D en el espacio. Cuatro años después, colocaron en la estación espacial internacional la primera impresora 3D zero gravity que imprimió los primeros objetos en el espacio. Lo hicieron sin dinero de inversores, sino préstamos de NASA, del gobierno y algunos contratos.

-Usted maneja también el "Foro de los ángeles" (un grupo de inversionistas de Silicon Valley). ¿Cuál es la clave para desarrollar esta fuente de financiamiento?

-La actividad de los inversores ángeles es muy social. Típicamente, otros inversores o fundadores de compañías que han sido exitosas, alientan esta actividad. Pueden comenzar siendo muy pocos, o aún sin ser inversores, hacer conexiones. Las relaciones pagan y es la forma de empezar a construir un ecosistema saludable. Pero hay alternativas. El crowdfunding está jugando un rol cada vez más significativo, aunque no es smart money (inversores que además de dinero, aportan relaciones, mentoreo, etc).

-¿Que oportunidades ve en la región para las nuevas compañías?

-Un ejemplo es el área de cyber seguridad, que tiene enorme potencial porque es un problema que crece al ritmo en que se multiplica la cantidad de dispositivos conectados.

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