lunes, septiembre 28, 2015

Así se debería tratar un 'caso Piqué' en la empresa

El empleado debe ser prudente y su jefe debe atajar el problema cuanto antes.

La situación de Gerard Piqué en la selección española de fútbol, donde los pitos contra su persona han generado inquietud, tiene más de una disyuntiva trasladable al mundo de la empresa. ¿Se debe decir siempre lo que uno piensa? ¿Es posible trabajar bien con un clima tan fuerte en contra? ¿Cómo debe actuar un directivo cuando se genera un ambiente laboral tan extraño?

"Decir lo que piensas es sinónimo de sinceridad e independencia, pero es algo que siempre tiene que ir acompañado de prudencia y sentido de la oportunidad", afirma Santiago Álvarez de Mon, profesor de IESE. Algo similar opina Ceferí Soler, profesor de Esade, para el que "no se puede renunciar a las emociones y sensibilidades, pero sí manifestarlas con cautela. Un trabajador o un directivo tiene que saber que siempre es él quien se debe adaptar a la cultura de la empresa y no al revés". Es lo que "se denomina como el dilema de la autenticidad, pero en realidad hay una idea romántica de ésta. No vale con decir Yo soy así. Ser fiel a tus valores no te puede hacer inflexible y la definición de uno frente al otro, ya sea Cataluña frente a España, Barça versus Madrid, o el departamento comercial frente al de marketing, no es buena para el grupo", opina Margarita Mayo, de IE Business School.

Los tres profesores coinciden en que un clima exterior tan beligerante contra un trabajador no se puede prolongar en el tiempo. "Hay trabajadores que se crecen ante situaciones así por su carácter y confianza, mientras que a otros simplemente les gusta que se hable de ellos. En cualquier caso, un ambiente de este tipo no se puede mantener. Hay que afrontar el conflicto y las organizaciones sanas lo hacen", señala Álvarez de Mon.

Hay que actuar
Soler cree que en el mundo de la empresa se atajaría rápidamente un caso Piqué porque "las compañías viven de sus productos y servicios, y no se pueden permitir que salgan perjudicados por una cuestión interna. Si se diera un clima así, generaría una gran preocupación y se buscarían soluciones cuanto antes porque la siguiente etapa del problema puede ser peor". "En los casos mediáticos a veces es mejor dejar correr el tiempo, pero por sí solo no arregla nada", señala Álvarez de Mon. Las consecuencias de la situación actual podrían llegar hasta el propio jugador porque "los problemas externos acaban teniendo consecuencias profesionales", dice Mayo, que añade: "Cuando hay en juego emociones, es mejor tomar medidas cuanto antes".

Lo mismo ocurre cuando se atisba una mala relación con un compañero, como ha quedado patente entre Piqué y Ramos. "El superior por encima de ellos debe crear una agenda común teniendo en cuenta la sensibilidad de cada uno. Primero debe construir un clima que favorezca la conversación y luego reunirles para que limen sus problemas. Para ello hace falta un directivo dialogante, pero firme", sostiene el profesor de IESE, para el que "la diversidad de criterio es enriquecedora, pero a los pulsos personales hay que ponerles coto". La solución a estos casos dependerá de la profesionalidad de los implicados, pero ante la ausencia de ésta es el directivo el que tiene que hacer su trabajo.

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