El
pensamiento crítico y la inteligencia emocional serán dos de las habilidades
que te pueden garantizar un empleo dentro de cinco años. En un entorno social y
laboral dominado por las máquinas y las relaciones virtuales, las
organizaciones demandan profesionales con competencias humanas que interpreten
y pongan en valor los millones de datos que circulan en la Red en diferentes
formatos.
¡Entiendes el lenguaje de las máquinas? ¿Eres
capaz de filtrar la información que existe en la Red y que realmente es útil
para lograr tus objetivos profesionales? ¿Estás preparado para trabajar y
liderar un equipo virtual? Si tu respuesta a estas preguntas es afirmativa, las
probabilidades de que consigas un empleo en 2020 aumentan de una manera
exponencial.
La conectividad global, la convivencia con
máquinas inteligentes y los nuevos canales de comunicación han transformado las
relaciones personales y, sobre todo, las profesionales. Contar con una formación,
idiomas y ser un excelente relaciones públicas ya no es suficiente para
asegurarte un empleo en el próximo lustro.
Si hace tan sólo una década las empresas se
preocupaban por los empleos que se subcontrataban y por su cuenta de resultados
en un entorno que estaba bajo control, ahora la tecnología ha agilizado los
procesos de tal manera que resulta complicado asimilar la información que llega
por los distintos canales y adaptarla a nuestras necesidades.
De esto va el trabajo del futuro. Óscar
Massó, director de estrategia de Sodexo B&I, explica que «se habla de
trabajo en la nube y de trabajo en equipo sin renunciar a la individualidad.
Otra de las tendencias tiene que ver con la búsqueda de redes sociales que
compartan los mismos intereses».
La conectividad
global y las máquinas inteligentes suponen
un gran cambio en la
interacción humana
El informe Habilidades de trabajo para 2020,
incluido en Tendencias Laborales 2015 de Sodexo, analiza cuáles van a ser las
habilidades imprescindibles y que, por otra parte, vienen determinadas por unos
factores que están remodelando la manera en la que pensamos en el trabajo: la
conectividad global, las máquinas inteligentes, un nuevo ecosistema de medios
de comunicación y el aumento de la esperanza de vida, que suponen un cambio en
la naturaleza de las carreras y el aprendizaje.
Para ilustrar este cambio, los autores de
este estudio –elaborado por el Instituto para el Futuro de la Universidad del
Instituto de Investigación de Phoenix– mencionan a empresas como oDesk o Live
Ops, que pueden formar equipos en la nube para vender, atención al cliente y
otras muchas tareas. Y para apreciar el contraste y la celeridad del cambio
dicen que hace un lustro, a la NASA le habría llevado varios años etiquetar
millones de fotografías tomadas por su telescopio. Ahora, gracias a sus
plataformas de colaboración, esta tarea se puede realizar en sólo unos meses
con la ayuda de miles de voluntarios humanos.
La nube –cloud– es el lugar en el que ya es
posible acceder a casi todo porque es allí donde se ubican gran parte de los
datos de empresas, personas, ciencia, tecnología... Parece que lo que no está
en la nube no existe. Los últimos datos de Gartner en su estudio Gartner
Worldwide IT Spending Forecast señala que para 2018, la inversión en TI
alcanzará 4,3 billones de dólares y que en 2017, el 50% de las compañías a
nivel global tendrá modelos de nube híbridos. Conseguir volar en esta nube es
el gran desafío para las empresas que ya buscan profesionales que cuenten con
esas habilidades que les ayudarán a ser más competitivos.
PENSAMIENTO
CRÍTICO
Las máquinas inteligentes se están apoderando
de los empleos manufactureros, de memorización y de aquellos sujetos a
determinadas rutinas. El pensamiento crítico es una facultad superior que no
puede ser codificada, por eso se demandan habilidades sensoriales que ayudan a
crear una visión única y crítica para la toma de decisiones. Cuando en la
década de 1990 la computadora de IBM, Deep Blue, derrotó al maestro de ajedrez
Gary Kasparov, lo hizo a través del procesamiento de datos numéricos (evaluando
millones de movimientos por segundo), no aplicando la inteligencia humana. Un
ordenador puede ser infalible en una partida de ajedrez, pero si le preguntas
si quiere jugar al billar, no sabe de qué estás hablando.
INTELIGENCIA
SOCIAL
Se define como la capacidad para conectar con
los demás de manera directa para provocar una reacción. En un momento en el que
están surgiendo los primeros prototipos de robots sociales, la gama de
habilidades emocionales aún es limitada; las máquinas no sienten. Las
organizaciones valoran a los profesionales que evalúen rápidamente las
emociones de quienes los rodean y, en consecuencia, adapten sus palabras, el
tono y los gestos. Siempre ha sido una habilidad clave en la selección y
promoción de las personas, pero ahora resulta crucial, ya que los trabajadores
deben colaborar y construir relaciones con grandes grupos de personas en
contextos diferentes.
ADAPTACIÓN
Se valora la destreza para aportar soluciones
y respuestas más allá de lo rutinario o de lo que marcan las reglas. El
profesor David Autor, del Instituto de Tecnología de Massachusetts, ha
rastreado los empleos en Estados Unidos durante las tres últimas décadas.
Observa que las oportunidades de empleo disminuyen en las habilidades estándar
de los trabajadores de cuello blanco y cuello azul, debido a la automatización
de actividades rutinarias. Sin embargo, las opciones para acceder a un empleo
aumentan en puestos técnicos y de gestión, que requieren poca cualificación pero
que demandan gran capacidad de adaptación. Por ejemplo, escribir un argumento
legal de manera convincente o la creación de un nuevo plato a partir de
distintos ingredientes.
CULTURALIDAD
Para operar en distintos entornos culturales
en un mundo conectado, además del dominio de idiomas, necesitas una gran
capacidad de adaptación a las circunstancias cambiantes y ser capaz de detectar
y responder a los nuevos contextos. La diversidad es el motor de la innovación;
y lo que hace a un grupo inteligente es la combinación de distintas edades,
disciplinas, trabajos y estilos de pensamiento.
Scout E. Page, profesor y director del centro
de estudios de la Universidad de Michigan, ha demostrado que los equipos
diversos superan en habilidad a aquellos expertos en ideas afines: «El progreso
depende de nuestras diferencias colectivas y de nuestras aportaciones
individuales». El éxito de los profesionales que trabajan en entornos diversos
viene dado por su capacidad para identificar los puntos en común (objetivos,
prioridades, valores, etcétera) que trascienden a sus diferencias, les permiten
construir relaciones y trabajar en equipo de forma eficaz.
DOMINIO
DEL 'BIG DATA'
El computational thinking –pensamiento
computacional– está relacionado con la capacidad para traducir grandes
cantidades de datos abstractos y comprenderlos. Y no sólo son los datos, las
simulaciones también se van a convertir en una experiencia central, en tanto en
cuanto comienzan a aparecer en el discurso y en la toma de decisiones. Por otra
parte, los reclutadores que normalmente miden el valor de los solicitantes por
el dominio de determinadas herramientas, cambiarán sus prioridades: se fijarán
en su análisis estadístico y sus habilidades de razonamiento cuantitativo. Pero
además de desarrollar estas habilidades debes tener en cuenta que los datos no
son infalibles. Son aproximaciones a la realidad. Por eso, ante la ausencia de
datos, las empresas valoran que los trabajadores no se paralicen ante la falta
de un algoritmo que oriente su toma de decisiones.
ALFABETIZACIÓN
MEDIÁTICA
Tienes que estar preparado para evaluar y
desarrollar el contenido que procede de los distintos canales de comunicación y
utilizarlos como un elemento de persuasión. La explosión del número de usuarios
que intervienen en los social media, los vídeos, blogs y podcast, dominan
nuestra vida social y laboral.
Este tipo de herramientas rompen el enfoque
estático de las diapositivas típicas del Power Point, y se han convertido en
algo habitual que modela las expectativas de los trabajadores para producir
contenidos. El uso de estas nuevas formas de comunicación aumentará
dramáticamente en la próxima década. Los profesionales tienen que estar
preparados para evaluar el contenido de los vídeos, de la misma manera que
ahora analizan un documento escrito o una presentación.
DISCIPLINA
TRANSVERSAL
Conceptos como el calentamiento global o la
superpoblación son demasiado complejos para resolverse a través de una única
disciplina, demandan soluciones que combinen varias. Si el siglo XX fue la era
de la especialización, en este milenio los enfoques multidisciplinares van a
dominar el escenario. Este cambio tiene implicaciones importantes en el
conjunto de habilidades profesionales que requieren las organizaciones.
El trabajador ideal tiene forma de T: aporta
un profundo conocimiento de al menos un campo, pero controla el lenguaje de una
amplia gama de disciplinas. Alcanzar esta excelencia supone desarrollar la
curiosidad y la voluntad de aprender más allá de lo que aportan varios años de
formación reglada.
CREATIVIDAD
Y en un mundo tan expuesto a los datos, los
preferidos por la empresas serán aquellos que representen y desarrollen métodos
de trabajo enfocados a los resultados. Los sensores, las herramientas de
comunicación y el procesamiento de los datos que aglutina la Red suponen una
nueva oportunidad para dar un enfoque distinto a nuestro trabajo. Y también el
entorno laboral impacta en la consecución de los objetivos. Los trabajadores
del futuro tendrán que convertirse en expertos en reconocer el tipo de
pensamiento que requiere la realización de distintas tareas, y hacer ajustes en
el espacio de trabajo para mejorar el rendimiento.
GESTIÓN
DEL CONOCIMIENTO
Discriminar la información por importancia
para aumentar la capacidad cognitiva también será unas de las habilidades más
valoradas en los procesos de selección. Un mundo rico en datos procedentes de
distintos canales supone una sobrecarga de conocimiento. Las organizaciones y
los trabajadores sólo podrán sacar ventaja de esa afluencia masiva de datos si
son capaces de filtrarla con eficacia y se centran en lo realmente importante.
Los trabajadores deberán desarrollar su capacidad para estructurar, clasificar
y etiquetar la información para elevarse por encima del ruido que todo ello
genera.
COLABORACIÓN
Demostrar que estás presente y participas en
las decisiones en un equipo virtual te abrirá las puertas de más oportunidades
laborales. El trabajo virtual exige una serie de competencias que tienes que
trabajar: como líder debes desarrollar estrategias para involucrar y motivar a
un equipo disperso.
Las nuevas plataformas virtuales ya incluyen
juegos que promueven la participación de sus miembros que, por otra parte,
tienen que convertirse en expertos en la búsqueda de ambientes que promuevan la
productividad y el bienestar. Se trata, en definitiva, de transformar lo
virtual en un espacio extremadamente sociable. No importa el lugar, todos los
trabajadores están presentes y disponibles pero, además, son capaces de
concentrarse en su propia actividad en el mundo.