lunes, diciembre 02, 2013

Liderazgo: permite que tus empleados encuentren su propio camino

Suele pensarse que un gran líder es aquél que marca el camino que ha de seguir una organización, una empresa, un grupo de empleados, etc.  Y sin embargo cada vez son más los que opinan que en una economía del conocimiento, el líder es un figura distinta, es en realidad aquél que es capaz de que cada persona encuentre su propio camino.
Esta visión nos habla de un líder que confía en su equipo casi ciegamente, que es consciente de sus propias limitaciones y que por lo tanto sabe delegar cualquier responsabilidad en los mejores. Es una persona que sabe ayudar y que ejerce un liderazgo casi invisible que es apreciado por todo su equipo. Sabe sacar lo mejor de cada uno, alineando los objetivos de cada empleado con los objetivos de su empresa.

Algunas características nos las cuentan en Inc.com:

Capacidad para perdonar…y para olvidar
Cuando un empleado comete un error (especialmente un error importante), resulta habitual que a partir de ese momento, ese empleado sea percibido en base al error cometido.
Un gran jefe es capaz de dar un paso atrás, entender que un error aislado no define a una persona y es capaz de ver a la persona en su conjunto, teniendo en cuenta sobre todo sus fortalezas.
Aún más, no sólo tiene la capacidad de “perdonar” el error cometido, sino que son capaces de olvidar el incidente por completo, haciendo “borrón y cuenta nueva”

Transforman los objetivos de la empresa en los objetivos de sus empleados
Los grandes jefes son capaces de inspirar a sus empleados, de forma que asuman los objetivos de la empresa como suyos propios. Les hacen sentir  que el beneficio de su empresa es su propio beneficio, porque es una oportunidad para crecer, para destacar y desarrollar su carrera profesional, para incluso, alcanzar objetivos vitales que en realidad sí están alineados con los de su empresa.
Son capaces de hacer que los empleados disfruten de forma sincera con su trabajo, viéndolo no como un lugar del que “tienen que escapar” sino como un lugar en el que quieren estar.

Entienden qué hay detrás de un hecho aislado
A veces los empleados cometen errores, asumen responsabilidades que no les corresponden, se transforman en personas arribistas, ignoran los objetivos de la empresa o buscan destacar sobre los demás.
Cuando esto ocurre es fácil asumir que esto pasa porque o no escuchan o no les importa la empresa. Pero a veces los motivos son mucho más profundos. A veces son personas que se sienten reprimidas, frustradas o marginadas en su puesto de trabajo. Puede que sientan que han perdido el control sobre su propio trabajo o que ya no encuentren un significado claro para lo que están haciendo.
Los grandes jefes son capaces de pasar del hecho aislado para indagar en la causa que lo motiva. A veces una simple conversación puede bastar, a veces es necesario un cambio de posición y a veces es un hecho que no tiene solución.

Apoyan a su equipo, pase lo que pase
Puede que sea un cliente insatisfecho, un comercial que no ha vendido lo suficiente o un compañero que se encuentra frustrado en su puesto. Cualquiera que sea el motivo, el gran jefe apoya a su equipo. Saben que de no hacerlo, su credibilidad como líder y su autoridad frente a su equipo de trabajo va a sufrir las consecuencias.
Los mejores, son capaces no sólo de dar la cara por su equipo sino de asumir completamente las consecuencias de lo que ha salido mal, sino querer arrogarse el mérito de las cosas que salen bien.

Toman pocas decisiones
Cuando hay que tomar una decisión importante, muchas veces la persona más adecuada para tomarla no es el jefe. La mayor parte de las veces, esa decisión tiene que tomarla el empleado que está más relacionado con el hecho en sí y que por lo tanto, mejor conoce los detalles de un proyecto.
Por supuesto, tener capacidad para decidir y hacerlo de forma adecuada es una característica apreciada en un buen jefe. Los grandes jefes en cambio, saben delegar la responsabilidad en las personas capaces de tomar la mejor decisión.
No quiere decir esto que eviten tomar decisiones, sino que saber que en determinados casos no son las personas más adecuadas para tomarlas.

No les importa el control
Muchos quieren ser jefes para poder así tener todo el control. A los grandes jefes el controlar a su plantilla no les podría importar menos. Saben que están para dirigir y para ayudar, no para controlar.

Promueven las ideas de sus empleados
Los grandes jefes saben del potencial que tienen sus propios empleados. Saben por lo tanto ponerles en situaciones en las que pueden dar rienda libre a ese potencial que puede cristalizar en nuevas ideas que beneficien tanto al profesional como a la organización en su conjunto. 

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