Recuperar y potenciar tu energía y tu creatividad es posible con una receta muy apetecible: no hacer nada.
Ser más eficaces y estar plenamente comprometidos es la consigna que reina en las empresas. Sin embargo, en el actual panorama laboral el estado físico, mental y emocional de los empleados se encuentra bajo mínimos.
A pesar de que el entorno influye en nuestro estado de ánimo, Jim Loehr, psicólogo y fundador del Human Performance Institute, considera que la raíz del problema es que no usamos bien nuestra energía. Recuperarla y potenciarla es posible, y es una labor que debe realizar el trabajador a título personal.
Uno de los hábitos que puede ayudar a dar lo mejor de uno mismo es, según Marta Romo, socia directora de Be-Up, aprender a no hacer nada. Un ejercicio mucho más difícil de lo que parece porque consiste en vaciar por completo la mente.
El estrés y la hiperactividad nos acompañan día a día y nos cuesta hacer un hueco en nuestra jornada para no hacer nada: ni leer, ni escribir, ni escuchar música, ni ver la televisión...ni pensar. Son unos minutos en los que debes liberar tu cabeza de todo. Algo realmente complicado porque aunque te tires en un sofá y aparentemente estés inactivo, el cerebro sigue trabajando: recordando, revisando o planificando tareas.
Aprender a no hacer nada es dejar la mente en blanco, ni leer, ni oír música... Ni pensar
Esta propuesta de relajación requiere esfuerzo y trabajo constante. Según los expertos, al principio te sentirás confundido; después puede aparecer la molestia y la inquietud por estar perdiendo el tiempo, pero si consigues dejar atrás estos sentimientos y realmente no hacer nada, Romo explica que conseguirás potenciar las ondas cerebrales responsables de la creatividad.
Este ejercicio permitirá que el cerebro se regenere y te sientas más despejado y con más fuerza para afrontar tu trabajo.
Ventajas
Esta práctica unida a una buena alimentación y a hacer ejercicio físico ayuda al empleado a asumir su realidad y a aprender a ser más flexible ante situaciones cambiantes.
Romo recuerda que “está demostrado que la salud física, mental y emocional forma parte del perfil profesional”. La falta de salud en una de estas áreas es una de las mayores barreras a la motivación y al sentimiento de implicación con un proyecto.
Loehr comenta que las empresas también pueden ayudar a que sus empleados tengan una mens sana proporcionándoles espacios para relajarse u obligándoles a hacer pausas: “Crear hábitos saludables es una de las formas más económicas de tener mentes innovadoras y productivas en tu organización”.
La clave
Según Jim Loehr en la energía hay cuatro dimensiones: la espiritual que es la que nos da la fuerza; la mental que permite enfocar nuestro objetivo; la emocional que es la calidad con la que hacemos una tarea y la física que se centra en la cantidad.
Ángela Méndez
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