Una entrevista de trabajo tensa a cualquiera. Los nervios juegan malas pasadas y un profesional con años de experiencia a sus espaldas puede quedarse bloqueado o no saber cómo actuar. Pero hay ciertos comportamientos que no tienen excusa.
Jordi Vidal, team manager de Randstad, comenta que ahora hay más candidatos para una oferta y los procesos de selección son más exhaustivos. Por tanto, además de repasar la vida laboral del aspirante, se examinan con detalle su aspecto, sus maneras y forma de actuar.
La primera impresión cuenta mucho, por eso según Juan Diego Casas, director ejecutivo de Michael Page, “es fundamental no aparentar lo que no se es. Escuchar atentamente y sin interrupciones y hablar lo justo y necesario”.
A pesar de estas recomendaciones, los expertos en selección de personas siguen sorprendiéndose con respuestas y actitudes que desequilibran la balanza hacia el rechazo del candidato.
Estos son algunos de los comportamientos que hay que evitar:
‘Pues si me interesa, te llamo’ Es cierto que la sinceridad es importante y que hay que leer con sumo cuidado la letra pequeña de una oferta de empleo, pero nunca hay que actuar con prepotencia.
Un ejemplo nada recomendable es el de un candidato que tras 45 minutos de entrevista en la que acumulaba puntos positivos para hacerse con el puesto, le comentó a su interlocutor, con mucho aplomo, que valoraría la información facilitada sobre el puesto y que si le interesaba aceptar la oferta ya le llamaría.
La voz cantante. Algunos profesionales quieren demostrar su espontaneidad y, pasadas las presentaciones previas, toman la iniciativa y antes de que el entrevistador tome la palabra le dicen: “Si te parece, te cuento mi experiencia profesional, mis responsabilidades, luego te comento mi formación y, luego, si quieres me preguntas...”.
‘Y ¿qué tal se trabaja aquí?’ En toda entrevista llega un momento en el que el ambiente es más distendido y algunos candidatos se toman la libertad de hacer preguntas profesionales y personales al entrevistador. Cambian su rol y los más atrevidos le preguntan: “Y tú ¿cuántos años tienes?”; “¿cuánto tiempo llevas trabajando aquí?” o “tú que conoces la empresa ¿qué tal es el ambiente?”
Estamos entre colegas. Otro de los errores que puede acarrear consecuencias negativas es tratar de crear una relación de camaradería. Según los responsables de selección este comportamiento es más habitual entre los perfiles comerciales. Quieren demostrar sus dotes comunicativas, su don de gentes y pretenden convertir la entrevista en una conversación entre colegas.
Yo y mis circunstancias. Aunque una de las situaciones más incómodas es cuando el entrevistado responde con monosílabos, tampoco hay que hablar en exceso y sobre todo de temas personales. No es el momento de narrar los problemas familiares, sentimentales o los líos de oficina con el afán de justificar actuaciones o motivaciones.
‘¿Esto va a durar mucho?’ Un entrevista de selección suele durar entre media hora y una hora. Este tiempo suele ser suficiente para repasar la vida laboral de un profesional. Cuando la prueba la realiza una firma de selección, es habitual realizar pruebas psicotécnicas o de idiomas. En estos casos, el aspirante, por nervioso o impaciente que esté por volver a su actual puesto de trabajo, nunca debe preguntar a su interlocutor cuánto se va a tardar o si es imprescindible hacer la prueba.
‘¿Qué coche me dais?’ Los expertos coinciden en que es importante hacer preguntas. Eso sí, hay que saber cuáles. No es recomendable indagar por la retribución, el horario o las vacaciones. Pero tampoco fastidiar la buena impresión que se ha causado cuando en el momento de la salida te das la vuelta y, por ejemplo, preguntas por el modelo del vehículo que te van a dar.
Ángela Méndez
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