jueves, junio 20, 2013

Extraversión y el síndrome de la azafata

En virtud de los cambios que se estaban dando en la cultura de la empresa en la que trabaja, no quedaba duda alguna de que el jefe de José Antonio necesitaba de sus dones naturales como  creativo y visionario, y desde luego experto en planificación innovadora. Por lo tanto, el desafío inicial era emocionante. Sin embargo, en pocos meses, José Antonio comenzó a darse cuenta de que la forma en que funcionaba la organización requería que él “vendiera” sus ideas para lograr el apoyo político y por lo tanto el dinero y la aprobación. Además, esta “venta” se daba generalmente en reuniones donde había mucha presión con varias jefazos presentes. Si bien José hizo todo lo que parecía estar a su alcance, el contexto crónicamente extravertido en el que se veía forzado a trabajar hizo que le resultara difícil lograr el éxito. Por otra parte, la presión por desempeñarse como un extravertido en su trabajo, diariamente comenzó a repercutir en su salud a través de la ansiedad crónica que desarrolló mientras intentaba hacer frente a la situación.

La solución que encontró José Antonio fue contratar a un coach y reestructurar la situación. Al reunirse con cada una de las personas clave responsables de tomar decisiones antes de iniciar cada una de las reuniones,  logró hacer la “venta” requerida en un contexto más protegido y de volumen más bajo. Por otro lado, al identificar la preferencia de cada actor clave, José Antonio pudo hacer una “presentación de ventas” adaptada a las necesidades de cada individuo. El resultado es que él pudo lograr cada vez mayores éxitos mientras reducía la ansiedad crónica que había estado experimentando. El problema era que al ser introvertido, necesitaba un nivel de estimulación mucho más bajo a su alrededor para ser efectivo. El puesto requería un buen grado de creatividad, capacidad de la que no se dudaba y, desde luego, extraversión para “vender” las ideas a la alta gerencia, allí es donde supo llevar las conversaciones a su terreno introvertido. El cara a cara era su fuerte y no la alta exposición de una sala de reuniones extrovertida y competitiva.

Muchas personas, se sienten dejadas de lado por su introversión y llegan a  sufrir un agudo dolor psíquico por ello. Y no sólo eso, sino que hasta diseñamos  lugares de trabajo pensando sólo en los extrovertidos y desaprovechamos lamentablemente el talento de los introvertidos.

Los malentendidos más comunes cuando se describe a los introvertidos
Cuando menciono la palabra “introvertido”, la mayoría asume que me refiero a alguien sin habilidades sociales, cuando lo cierto es que están por todos lados, ya que conforman entre un tercio y la mitad de la población mundial. Además, la mayor parte de las personas introvertidas  jamás dirías que lo son, ya que no actúan en el trabajo, según sus parámetros, con frecuencia por temor a lo que pensarán sus jefes. Otra equivocación es creer que los introvertidos no pueden ser excelentes líderes cuando, de hecho, ellos, con su conciencia reflexiva, son expertos en mantener a las personas o a una cultura consciente y conectada con sus valores centrales o principales. Así lideran

Hoy en día, las redes sociales son una herramienta útil para los introvertidos, una suerte de plataforma cómoda al facilitarles el conectar con muchas personas sin salir de casa o de la oficina. Lo cierto es que, sin dejar de procurar obviamente que se relacionen con sus compañeros, se les debería respetar tal cual son y no forzar su sociabilidad.

Empatía e introversión
La empatía y la colaboración son importantes, pero no sabemos exactamente qué queremos decir con ello. Asumimos que el niño gregario es también sociable, lo que no es necesariamente cierto. El extrovertido es alguien que requiere muchos estímulos, por lo que se siente atraído por los grupos numerosos, a los que acude en busca de acción, no porque sea empático por naturaleza. El introvertido puede sufrir al ser visto como un antisocial, no siéndolo, cuando puede ser afectuoso, participativo y tener un gran corazón.

No es un tema de género
De acuerdo con los estudios, el ser varón o mujer no tiene la menor incidencia, está repartido en un 50%/50%. Sí es verdad que hombres y mujeres no experimentan su introversión de la misma manera dadas las expectativas que activan los estereotipos culturales. Para ellos, la dificultad es que se espera que sean dominantes, algo con lo que los introvertidos no podrían sentirse más incómodos. Con las mujeres, al presuponerse que son dulces y cálidas, se confía en que actúen con cordialidad y que hagan que todos se sientan bien, el síndrome de la azafata.

La cultura de los negocios
Mucho influye nuestra fijación con hacer dinero a toda costa y vendernos a nosotros mismos, que es el terreno natural del extrovertido. Nuestra cultura valora menos las cualidades interiores al no estar ligadas directamente con el enriquecimiento. A principios del siglo XX, momento en que los grandes negocios y el cine entraron en escena, el carácter (recursos interiores) como valor supremo que definía al individuo se vio barrido por la personalidad (recursos exteriores). Hacer de los glamurosos actores de Hollywood y de los triunfadores en los negocios los emblemas de la sociedad la ha ido transformando.

Las aptitudes que pueden aportar los introvertidos
Los extrovertidos tienden a poseer cualidades como carpe diem, o que no te paralicen los riesgos… que pueden ser muy positivas y que se autoexplican en el porqué los valoremos tanto. El problema surge cuando no atendemos en igual medida las cualidades de los introvertidos, los que dicen “bueno, un momento, vamos a mirar todos los ángulos, tomémonos nuestro tiempo, no nos precipitemos…”. Necesitamos desesperadamente ambos modelos, no es que uno sea mejor que otro, es que uno ha sido sobreestimado en detrimento del otro.

El yin y el yang
Su funcionamiento simultáneo es imprescindible, por eso regreso una y otra vez a la analogía con lo masculino y lo femenino. La humanidad parece diseñada para acoger por igual a los introvertidos y los extrovertidos. Basta con observar la enorme diversidad en el reino animal o vegetal, las hay de uno y otro tipo. Ambos desarrollan estrategias de supervivencia diferentes que, dependiendo del entorno, son más o menos efectivas.

¿Cómo suele irles a parejas mixtas?
Por lo general, funcionan, pues del otro les atrae lo que no tienen y lo emplean para complementarse. Uno de los fundamentos del amor radica en idealizar a tu pareja, y es más sencillo con alguien que reúne cualidades de las que tú careces. La desventaja es que hay muchos puntos de conflicto, tienen maneras muy opuestas de mirar el mundo. Uno de los obstáculos más frecuentes es cómo gestionar la vida social: si, el viernes por la noche, se sale con amigos o se quedan en casa. En el caso de una pareja de extrovertidos, el riesgo más acusado es que viven tan volcados en la vida social que se desatienden el uno al otro y no llegan a conocerse de verdad.

La introversión está en la naturaleza misma del individuo
Me siento cómodo definiendo la introversión en la línea de la Doctora K. Benziger, como la forma en que uno responde a los estímulos, es decir, si uno se siente más vigorizado rodeado de tranquilidad o de bullicio. Estoy convencido de que esta preferencia jamás se altera. Uno no deja de ser introvertido, aunque a través del aprendizaje pueda ganar aptitudes sociales. Enfrentado a una situación que antes les habría resultado embarazosa, ahora la tiene bajo control. Su necesidad de soledad o de estimulación no varía, aunque se sienta a gusto en un acto social.

Famosos introvertidos
Si te fuerzas en exceso, acabas mental y emocionalmente exhausto, no somos conscientes de la cantidad de energía que un introvertido consume durante el rato en que actúa como un extrovertido. Los que están en trabajos que les obligan a mucha actividad social han de buscar refugios de introspección. Figuras como Albert Einstein, Charles Darwin o Vincent Van Gogh pertenecían a ese club. El primero atribuía además sus capacidades a la constancia y  tiene esa frase estupenda: 

“No es que sea más listo, es que me quedo con los problemas más tiempo”

Marcelo Vázquez Avila 

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