martes, abril 23, 2013

Carreras profesionales líquidas


Admiro (admiraba) a la gente que se fija objetivos a largo plazo y planifica toda su vida con el único fin de conseguirlos; quizás los admiro porque yo soy incapaz de hacerlo, porque a mí me gusta dejarme llevar por la corriente y sorprenderme con lo que encuentro en el camino y cambiar de rumbo cuando crea que me conviene. Son actitudes diferentes claro está, y probablemente los resultados también lo son.
Por eso, me quedó grabada a fuego una conversación que tuve en mi adolescencia, con un amigo, sobre qué queríamos ser de mayores. Ante mi “yo no lo sé” mi amigo tenía claro su futuro profesional: “estudiaré derecho, después un MBA en alguna escuela de negocios de prestigio, trabajaré en varias empresas pasando por diferentes áreas funcionales para tener una visión general de las empresas y acabaré como Director general de alguna organización”, y efectivamente así lo ha hecho.
Eran tiempos de carreras profesionales lineales, ascendentes, en los que te podías planificar tu carrera profesional con bastante probabilidad de cumplir con tu objetivo. ¿Alguien se acuerda?

De las carreras lineales pasamos a las Protean Careers (no encuentro traducción al castellano), término acuñado por Douglas T. Hall (desarrollado en 2002), nombre que viene de la mitología griega: Proteo, hijo de Poseidón, Dios que se caracterizaba por predecir el futuro y por tener gran capacidad para adaptarse a los cambios y versatilidad. Os podéis imaginar las características de las Protean Careers: a diferencia de las carreras lineales de progresión ascendente, y enfocadas a las necesidades de la organización, éstas son las que planifica y dirige el propio profesional en función de sus necesidades y preferencias, considerando que cada profesional es el responsable de su desarrollo y de moldear su carrera. Pasamos a entender las carreras profesionales no como un pacto con la organización, sino, un acuerdo contigo mismo. De este tipo de carreras profesionales hablaba Santi Garcia en su post “Empleados protéicos”.

Carreras profesionales líquidas
Pero estamos en tiempos líquidos… “hemos pasado de lo sólido, estable, repetitivo, a lo flexible y voluble, tiempos en los que las estructuras sociales ya no perduran el tiempo necesario para solidificarse y no sirven como marcos de referencia. La incertidumbre nos ha llevado a renunciar a la planificación a largo plazo, el olvido se presenta como condición de éxito. Bauman

Estamos en la era de las carreras profesionales líquidas – aunque más que una carrera parece un viaje de aventura- . Carreras que exigen que los profesionales sean flexibles, que estén dispuestos a cambiar de profesión, a reinventarse continuamente, a cambiar de país sin problemas, a abandonar compromisos y lealtades.
En los tiempos que corren, las carreras profesionales (como las conocíamos hasta ahora) han muerto:
o    No hay trabajo ni empresas para toda la vida (mejor dicho: no hay trabajo, te lo tienes que inventar)
o    Surgen nuevas profesiones que hace 10 años no podíamos ni imaginar, ¿cómo íbamos a planificarlas?
o    Vivimos en entornos de globalización, no sabemos en qué punto del globo acabaremos trabajando
o    Nuestra marca personal es líquida, permeable, cambiante, flexible se adaptará a nuestros diferentes momentos profesionales

¿Qué hacer ante esta nueva situación?
Nadie lo sabe pero el sentido común nos dice que:
o    Deberíamos estar monitoreando y evaluando constantemente el mercado de trabajo para – preveer futuros desarrollos, tendencias, cambios de la industria y el mercado …. Y adelantarnos a ellos.
o    Deberíamos asumir riesgos, aunque menos calculados de lo habitual, ya no tenemos referencias para calcularlos.
o    Adquirir nuevas habilidades, relaciones y valores necesarios para afrontar los cambios
o    Marcarnos objetivos y planificar, pero con la suficiente cintura y flexibilidad como para cambiar de rumbo.
o    Convertirnos en nómadas del conocimiento (knowmads) que gracias al aprendizaje invisible que nos aporta la red y la nueva cultura del compartir, somos mucho más dueños de nuestro conocimiento y de nuestra carrera profesional.
o    De nuevo adquieren importancias nuestros Entornos Personales de Aprendizaje (EPA) imprescindibles en la gestión del conocimiento y aprendizaje continuo, para el continuo desarrollo, y observación del mundo.

¿Qué papel juega RRHH en todo esto?

¿Cómo gestionamos el compromiso, el engagement de los profesionales de nuestras organizaciones?

¿Cómo acompañamos a los profesionales de nuestra organización en el viaje hacia su desarrollo profesional?

Los de RRHH no somos sherpas, somos compañeros de viaje, que podemos ayudar a las personas de nuestra organización a adquirir las habilidades necesarias para disfrutar de la aventura: flexibilidad, resiliencia, adaptabilidad, tolerancia, apertura, capital social, curiosidad, innovación, creatividad, capacidad para gestionar la incertidumbre, improvisación.

Y dotarlos de las herramientas necesarias para su autodesarrollo y su aprendizaje invisible: Los Entornos Personales de Aprendizaje (EPA)
Hace un tiempo escribía la siguiente reflexión en el post “Atrapados en una celda de oro” que sigo sin saber contestar: 

Está claro que cada uno es responsable de sí mismo, de su evolución y crecimiento; aunque considero que las organizaciones, deberían desempeñar un rol en la sociedad de contribuir a construir un mundo mejor, contribuir a través del apoyo en el aprendizaje y crecimiento personal de sus trabajadores. Necesitamos organizaciones que lideren y se comprometan para encontrar significado en el mundo. Aunque….es claramente un riesgo invertir en el desarrollo personal de alguien que puede dejar la empresa en cualquier momento y probablemente gracias a ese crecimiento vital ¿Como le retorna a la empresa la inversión realizada para ayudar a crecer a alguien?

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