sábado, septiembre 01, 2012

Claves para la paz: valores para una sociedad mejor


El líder de la Fundación El Arte de Vivir presentó su Declaración Universal de Valores Humanos a la Asamblea General de las Naciones Unidas, que contienen su visión sobre un nuevo enfoque con el fin de fomentar la comprensión y la convivencia entre los diferentes pueblos y culturas.

Sri Sri Ravi Shankar es el líder de la Fundación El Arte de Vivir, una ONG humanitaria y educativa que trabaja como consultora con el Concejo Económico y Social de las Naciones Unidas. En marzo de 2007, el gurú presentó su Declaración Universal de los Valores Humanos, que representa su visión para fomentar la comprensión y la convivencia entre los diferentes pueblos y culturas.

Según Ravi Shankar, los valores humanos son aquellos atributos y cualidades que se encuentran en el propio corazón de la humanidad y representan la más alta expresión del espíritu humano. Son innatos a todas las personas, y forman parte de nuestra naturaleza más profunda. Éstos incluyen:

* Una profunda solidaridad con toda forma de vida
Una profunda conciencia de que toda vida es sagrada es la base de todos los demás valores humanos. Esta conciencia va más allá del respeto e incluso de la reverencia hacia una profunda solidaridad por toda vida que debe ser nutrida entre toda la gente como el mayor de los valores. En su forma más completa, esta solidaridad por la vida se manifiesta como amor incondicional. Finalmente, el amor es el sustrato máximo de la existencia; en su nivel más profundo, amor es lo que somos.

* No-violencia
La no-violencia verdadera surge espontáneamente de quien tiene una profunda conciencia del carácter sagrado de toda vida, incluso de la de sus adversarios. La verdadera no-violencia abarca la no-violencia de las palabras y de los pensamientos, así como de las acciones, porque las palabras surgen de los pensamientos, y las acciones  provienen tanto de los pensamientos como de las palabras. Tenemos que estar siempre atentos a que, así como no se puede extinguir fuego con fuego, tampoco se puede extinguir la violencia con más violencia.

* Compasión
La compasión surge naturalmente en donde, a determinado nivel, uno siente el sufrimiento de los demás como propio. La compasión está arraigada en la conciencia de que todos formamos parte de un espíritu universal. Florece allí donde uno ve al otro como uno, sin culpa, ni lástima o juzgamiento. En su forma más completa, la compasión se caracteriza por el deseo de eliminar el sufrimiento y la desdicha de toda forma de vida.

* Amabilidad y cooperación
Las relaciones humanas deberían caracterizarse por la amabilidad y la cooperación, no por la competencia y los celos. Son tendencias naturales y espontáneas de todas las personas cuando están entre quienes aman, incluyendo a la familia y los amigos. Estas cualidades prosperan naturalmente para extenderse hacia toda la gente entre la que hay una profunda solidaridad por toda forma de vida y conciencia de que todos somos parte de una sola familia mundial.

* Generosidad y compartir
La generosidad y el compartir son reacciones naturales hacia quienes queremos, empezando por los miembros de nuestra propia familia. Estas cualidades aumentan y se expanden junto con la conciencia de que la verdadera prosperidad es el resultado de dar, no de acaparar, y de que nuestra familia es realmente toda la humanidad.

* Una sensación de pertenencia y unidad con toda la vida
Dentro de nuestras familias, experimentamos naturalmente una sensación de comodidad, seguridad y tranquilidad  – una sensación de pertenencia. Una profunda convicción de que todos formamos parte de un espíritu universal conduce al sentimiento de unidad con toda la vida.

* Una actitud ecológica y preocupada por el planeta
Una actitud ecológica surge espontáneamente al comprender que la tierra es nuestra madre, y la madre de toda vida en el planeta. La Declaración del Milenio identificó el respeto por la naturaleza como uno de los valores sociales fundamentales, esencial para las relaciones internacionales. El valor humano correspondiente va más allá del mero respeto por la reverencia y una profunda solidaridad con el planeta, del mismo modo que reverenciamos y amamos a nuestra madre.

* Servir a la sociedad
Ayudar a quienes lo necesitan es una tendencia natural de los seres humanos, lo que da una gran satisfacción personal a quienes se embarcan en actividades altruistas. Esta tendencia altruista innata aumenta con la conciencia de que todos formamos verdaderamente parte de una sola familia mundial y estamos aquí para contribuir con algo de valor a la sociedad, no para obtener algo para nosotros, ya que no nos llevaremos nada cuando dejemos este planeta.

* Una sensación de compromiso y de responsabilidad
Sentimos naturalmente una sensación de compromiso y de responsabilidad por aquello que percibimos como nuestro: nuestro cuerpo, nuestros hijos, nuestra familia, nuestras posesiones. Cuando reconocemos nuestra unidad con todo lo que significa vida, y consecuentemente tenemos una sensación ampliamente expandida de lo que nos pertenece, ampliamos también nuestra sensación de compromiso y de responsabilidad para abarcar a toda la sociedad, a toda la vida.

* Paz y satisfacción
La paz y la satisfacción son los distintivos del espíritu humano. Son nuestra propia naturaleza, y deben ser nutridos y alentados. La paz dentro del individuo se manifiesta finalmente como paz en la familia, en la comunidad y en el mundo. La satisfacción crece naturalmente a partir de que tomamos conciencia de todos los dones que nos concedió la naturaleza, cualquiera sea nuestra condición o situación.

* Entusiasmo
El entusiasmo es la vida misma. El entusiasmo sin límites, natural en todos los niños, no debería perderse cuando maduramos y envejecemos; la alegría y el entusiasmo deben ser apoyados y nutridos como la vida misma. Desalentar el entusiasmo es un acto de violencia que equivale a asfixiar la vida.

* Integridad, honestidad y sinceridad
No hay tradición espiritual que no recomiende firmemente la integridad, la honestidad y la sinceridad. Estas cualidades son universalmente consideradas como virtudes que forman los cimientos del orden y de la justicia social.

En esta declaración, el gurú aclara que los valores humanos no pueden ser impuestos por la sociedad y tampoco pueden ser legislados, no son tema de leyes. “Al igual que el infinito potencial que hay dentro de todo ser humano, los valores humanos ya están presente en el corazón de cada persona, ya sea florecidos o en estado latente, manifiestos o no. Los valores humanos deben ser descubiertos, renovados, alentados y nutridos para que prosperen y crezcan. Dondequiera que florezcan los valores humanos, también florecerán fácilmente los derechos humanos, independientemente  de la existencia o no de cualquier código sobre derechos humanos. Triunfarán también la paz y la seguridad y desparecerá la violencia. Coexistirán también pacíficamente diferentes culturas y civilizaciones. Se honrará y protegerá también al ambiente, con mucho amor y respeto”.

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