jueves, agosto 02, 2012

Ocho preguntas sobre liderazgo


José Luis Calvo Azpeitia, socio director del Instituto de Liderazgo, es un experto en desarrollo directivo. Este es el motivo por el que me he sentado con él y hemos hablado largo y tendido sobre cómo ve y entiende él el liderazgo. La conversación ha sido extensa y rica en matices, veamos entonces:

Para ser un buen líder ¿hay que olvidarse de sí mismo?
No. Es al revés. Para ser un buen líder hay que ser uno mismo. De lo contrario cuesta mucho más desarrollar un buen liderazgo. En la medida que tengo que gestionar un equipo grande  debo desprenderme de mi mismo, pero esto no significa que deje de ser la persona que soy con mis habilidades, capacidades y limitaciones sino que el foco estará en los demás.

El liderazgo ¿exige un esfuerzo?
El liderazgo no es otra cosa que generar dirección, alineamiento y compromiso y como es lógico esto demanda un gran esfuerzo personal, colectivo, del entorno. Al fin y al cabo todo se  traduce en conductas y esto siempre conlleva responsabilidad, asunción de riesgos, negociación… por eso “liderazgo sin esfuerzo no es posible“.

Ser un buen padre de familia ¿garantiza ser un buen líder en una organización?
Ser un buen padre, es uno de los procesos más difíciles y complicados del liderazgo que uno tiene en la vida, porque trabajas con tus hijos y estos te persiguen siempre. Lo que tú haces bien o mal en casa tiene una gran repercusión. Hay que enseñarles la forma que uno tiene de ver la vida al tiempo que es necesario  respetar su libertad para que ellos opten por su propia forma de ver las cosas. Sin duda es de las cosas más complejas. Es difícil que alguien que sea un mal padre pueda ser un buen directivo.

La democracia ¿genera líderes?
Utilizamos, con frecuencia, vocablos que son engañosos. Con facilidad decimos: líder de la oposición, líder del partido… y sin embargo en muchísimos casos no existe tal liderazgo. No es la democracia la que crea líderes sino más bien el sistema de partidos, ya que estos generan cabezas visibles que son los que hacen de portavoces a la hora de transmitir a la sociedad un programa o proyecto. En realidad hacen falta menos líderes y más liderazgo, porque es eso lo que democracia demanda.

El corto plazo ¿condiciona el estilo de liderazgo?
No lo condiciona, pero exige otro tipo de liderazgo más ejecutivo, más consensuador, más técnico. El corto plazo requiere respuestas menos creativas, hay que ir a lo inmediato y casi a lo ya conocido. Un poco más de lo mismo pero con urgencia. El largo plazo conlleva más dosis de  riesgo porque exige poner de acuerdo a más gente.

¿Es posible liderar una organización sin liderarse a sí mismo?
El que a nivel personal no es capaz de dirigirse, alinearse y comprometerse a sí mismo es difícil que lo haga en una organización. En cualquier programa de desarrollo directivo lo primero que se debe trabajar es el liderazgo personal, porque el liderazgo va de adentro hacia afuera y no al revés como tradicionalmente se pensaba.

¿Quién soy yo?
Es una pregunta fácil con una respuesta difícil. Uno nunca se mira a sí mismo, son los demás los que le ven, observan, tienen percepciones sobre mí… Paradójicamente soy el único que no se ve así mismo. Es fácil tener una imagen de quien creo que soy yo, fácil si uno se dedica a ello e invertimos tiempo. Una de las carencias sociales es lo poco que pensamos sobre nosotros mismos. ¿Quién soy yo? La respuesta que doy es la mía, mi imagen, pero tal vez no es la que los demás ven. Lo más importante es tratar de averiguar cómo me ven los demás para intentar cambiar en aquellas cosas en las que deba hacerlo.

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