lunes, julio 30, 2012

Cómo salvar las trampas de una entrevista de trabajo

Cuatro de cada cinco candidatos no supera con éxito la entrevista de trabajo. Saber venderse en tiempo récord no es fácil. Los expertos aseguran que prepararse para responder a las preguntas más comprometidas puede ser la clave para salir airoso.

Un seleccionador puede hacer preguntas del tipo: ¿Por qué dejó su anterior puesto de trabajo?, ¿Cuánto espera cobrar?, ¿Por qué ha decidido trabajar con nosotros? El candidato debe cuidar al detalle cada una de las respuestas, ya que un fallo puede cerrarle las puertas del puesto al que aspira.

Randstad y Michael Page proponen una serie de consejos sobre cómo hacer frente a las cuestiones difíciles:

¿Qué conoce de nuestra empresa?: Es la típica pregunta de apertura de una entrevista laboral y también es la mejor oportunidad para demostrar el interés en la compañía y el puesto.

¿Qué puede aportar a nuestra organización?: Es recomendable que el demandante enumere las habilidades que puede aportar al puesto en función de su experiencia y formación. Destacar la capacidad de adaptación, la motivación y las ganas de mejorar.

¿Por qué quiere dejar su actual puesto?: Hay que ser breve, discreto y evitar las críticas negativas a su actual o anterior empresa. La contestación se debe centrar en el deseo de mejorar y evolucionar profesionalmente.

¿Cuál es su mejor cualidad?: Conviene resaltar los puntos fuertes del candidato. Las cualidades mejor valoradas son la flexibilidad, la motivación y el compromiso.

¿Cuál es su mayor defecto?: El aspirante debe ser astuto y describir un defecto que a la vez sea una actitud positiva. Por ejemplo, «ser demasiado perfeccionista» o «involucrarse demasiado en el trabajo».

¿Cuál es el momento más difícil al que se ha enfrentado en su actual puesto?: Lo más recomendable es demostrar con situaciones concretas aquellos retos que el profesional ha tenido que afrontar.

¿Qué haría si estuviera en desacuerdo con su jefe?: Esta cuestión pretende averiguar el grado de conflictividad del candidato, así que la mejor opción es mencionar la capacidad de asumir las diferencias.

En ocasiones, el entrevistador no permite responder de forma diplomática, sino que insiste en la pregunta para conocer lo que realmente piensa el candidato. Ana Zayas, executive manager de Page Personnel, recomienda «ser sincero, pero tener preparada la argumentación para defender ese punto conflictivo».

Además de prepararse cómo responder a las preguntas comprometidas, el solicitante debe ir adaptándose al rol que adopta su entrevistador. Los más comunes son:

Agresivo: Realiza preguntas intimidatorias para evaluar la resistencia a la frustración.

Operativo: Está interesado en los conocimientos técnicos del aspirante y si se ajustan a la plaza vacante.

Psicológico: Quiere averiguar la personalidad del candidato, su capacidad para integrarse en un equipo de trabajo y resolver problemas.

Amigo: Genera un clima de confianza para que surja un sentimiento de empatía y que fluya mejor la comunicación. Por ejemplo, realizar bromas puede ayudar a que el aspirante se relaje.

Aunque durante esta prueba el reclutador puede ir adoptando diferentes roles, según Almudena García, consultora senior de Randstad: «El perfil del empleador depende de su propia personalidad. Es inevitable que sus valores y opiniones influyan en la percepción acerca de los demandantes». Para evitar que esa situación provoque el efecto no deseado, recomienda tratar de empatizar con el entrevistador y adecuar el discurso a lo que busca.

Independientemente del nivel de preparación de un candidato para una entrevista, las empresas solicitan cada vez un mayor nivel de formación y buscan habilidades muy específicas.

A pesar de que las empresas reclaman un alto nivel en idiomas a sus trabajadores, según la encuesta El inglés en la vida laboral, elaborada por Vaughan Systems a estudiantes, profesionales en activo y desempleados, el 47% de los españoles asegura haber perdido una oportunidad de trabajo por no dominar otras lenguas. Richard Vaughan, presidente y fundador de la firma, asegura que «a quien no tiene fluido un nivel de idiomas se le cerrarán la mitad de las puertas profesionales».

Por otro lado, Hays ha elaborado un estudio sobre las cualidades más valoradas por las compañías a la hora de contratar personal:

Idiomas: Son imprescindibles para conseguir la mayoría de los puestos. Muchos reclutadores dan por sentado que el demandante sabe inglés, así que es preferible dominar un segundo idioma.

Capacidad de adaptación: Esta cualidad es básica es algunos puestos ejecutivos. Los empresarios estiman la alta tolerancia a adoptar cambios y adaptarse a ellos.

Lealtad.

Polivalencia.

Habilidad financiera y presupuestaria.

Proactividad: Los trabajadores que toman iniciativas en proyectos creativos y se implican.

Capacidad de negociación.

Habilidades interpersonales: Son muy necesarias para generar un clima positivo y una comunicación fluida. Esta cualidad también se refleja en la relación con los clientes y proveedores.

Capacidad de innovación: En algunos sectores está especialmente valorada. Por ejemplo, en las áreas industriales y farmacéuticas.


Ana Amador

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