Si bien es cierto que toda
organización es un sistema social en el que un grupo de personas acuerda
trabajar en forma coordinada para lograr un fin común, llama a la reflexión el
hecho de que pese a haberse iniciado la Era del Conocimiento, muchos de sus
directivos aún están renuentes a asumir la gestión constructiva y positiva de
las emociones de su gente, al primar para beneplácito de sus accionistas un afán
de lucro desmedido determinado por la pretensión de generar las mayores
ganancias imaginables en el menor tiempo posible, y al mínimo costo financiero,
sacrificando frecuentemente la integridad emocional de las personas.
El daño emocional que a largo plazo
experimentan las personas que dan lo mejor de su talento y de su tiempo a una
empresa emocionalmente enferma, no parece ser un tema prioritario en la agenda
de los mandos directivos, cuando en la cultura de estas organizaciones se
enfatiza como una de sus pautas normativas, la implantación de un modelo de
gestión operacional de probada eficacia y eficiencia, que además de ser frío,
pragmático y carente de alma, obra en desmedro de la calidad de la vida
emocional de quien ha de ser su activo más importante, que no es el capital, ni
la maquinaria, ni los activos fijos, ni los clientes, sino sus colaboradores.
La empresa tradicional al honrar
prácticas de gestión heredadas al inicio de la Revolución Industrial, continua
operando como una impresionante, calibrada y precisa máquina de generación de
valor y riqueza, que soportada por una estructura jerárquica orientada a la
gestión por resultados, aún se basa en el criterio Taylorista de la división
del trabajo, que al ser aplicado en forma ortodoxa inhibe la creatividad
personal, dificulta la comunicación entre áreas funcionales, e impide el
desarrollo sistemático de proyectos con potencial innovador.
Es en este contexto
deshumanizado, frio y mecanicista, en el que profesionales con expectativas
para aprender y crecer, con emociones por vivir, y sentimientos para expresar,
corren el riesgo de frustrarse y desmoralizarse, una vez que perciben que su
futuro profesional está hipotecado y advierten que son apenas meros activos
contables, susceptibles de ser reemplazados en cualquier momento y a un elevado
costo emocional, como ocurriría al reemplazar las piezas de una máquina que
acusa un daño o avería.
Rasgos que definen a la
organización emocionalmente disfuncional
Clima laboral negativo y tóxico: El colaborador que trabaja
en una empresa emocionalmente disfuncional lamenta no ser parte integral de una
organización gestionada por profesionales conscientes y competentes, que le
ofrezca el disfrute de un ambiente grato y estimulante para desear pertenecer y
querer permanecer, y desde donde pueda optar a buenas oportunidades para crecer
y desarrollarse profesionalmente. Es común que los colaboradores manifiesten
entonces, sentimientos de profunda frustración, y de creciente desmotivación,
que afectan negativamente la productividad individual y el compromiso hacia la
organización.
Alta tasa de rotación: En escenarios de relativa
estabilidad económica, cabe esperar que muchos profesionales talentosos,
decidan activarse para acceder a nuevas oportunidades laborales, y asuman roles
de interesante reto profesional en empresas bien estructuradas y mejor
gestionadas, en las que puedan desplegar con mayor facilidad y posibilidades de
éxito, sus conocimientos, aptitudes y competencias.
Predominan los rumores sobre la
comunicación corporativa: Una organización emocionalmente disfuncional, al ser miope a la
dinámica del entorno puede omitir con frecuencia la comunicación, oportuna,
inspiradora, y con sentido de propósito de temas de interés tanto para la
organización como para sus colaboradores. Cuando ello ocurre, aparte del
progresivo descredito que la Alta Dirección experimentará, la persistencia de
un clima de incertidumbre facilitará la generación espontánea de canales de
comunicación informal, como un intento desesperado de hallar a través de la
proliferación del rumor el acceso a la información que los
directivos han preferido omitir o ignorar.
La Visión de la empresa no genera
sentido de propósito, ni inspira al trabajo en equipo: Muchas de las empresas
emocionalmente disfuncionales, han desarrollado una Visión y un conjunto de
valores, que girando en torno a la exaltación del interés de la empresa en
satisfacer las expectativas de sus accionistas, poco o nada hacen por
fortalecer en sus colaboradores actitudes positivas como el compromiso, el
orgullo y el sentido de pertenencia a su organización.
Estilo de gerencia autocrático y
orientado al control: El
estilo de gerencia dominante confiere un rol preeminente a la ejecución
operacional predecible, sistemática y precisa, en la que es más importante
mantener la operación bajo control con un mínimo de errores, que explorar las
posibilidades de mejora en los procesos, explotando la creatividad individual,
y apostando decisivamente al desarrollo de proyectos de sesgo innovador.
La incertidumbre por el futuro
genera desaliento y frustración: El hecho de carecer de una perspectiva clara de
los posibles escenarios de futuro que han sido visualizados para la
organización, y no tener acceso a un plan individual de desarrollo de carrera,
son razones suficientes para que un colaborador decida desvincularse
emocionalmente de una organización, que no le brinda las oportunidades de
crecimiento suficientes para permitirle desarrollar su quehacer profesional de
acuerdo a sus competencias y aptitudes, en lo que idealmente
debería ser un entorno operacional inequívocamente alineado a la estrategia de
negocios.
Los silos funcionales operan
encapsulando el flujo de información: En la interacción entre diferentes áreas
funcionales se generan celos, roces y fricciones, toda vez que la comunicación
e interacción entre ellas se desarrolla con profunda asimetría y evidente
dificultad. Ello contribuye a la burocratización de los flujos de actividad, y
a la ralentización de los procesos de toma de decisiones entre las distintas
instancias funcionales, lo que además conduce a una merma consistente de la
productividad y a un deterioro progresivo en la satisfacción del colaborador.
Afloran vicios que afectan la
productividad y el clima laboral: La organización disfuncional tiende a desarrollar
comportamientos aberrantes y anómalos que evidencian un déficit
visible y preocupante en su inteligencia emocional. Surgen entonces, vicios
como el que manifiestan algunos colaboradores que llegan a la oficina antes que
el jefe, y salen después de que él o ella se ha ido, para dar la falsa
impresión de estar trabajando con ahínco, compromiso y entusiasmo. Es común
observar a muchos colaboradores, quienes paralizados por el temor a perder su
trabajo, han decidido deliberadamente renunciar a la espontanea expresión de su
creatividad y a asumir cualquier iniciativa para evitar cometer un error que
pudiese amenazar su continuidad en la empresa. Gerentes inseguros, sin
preocuparse mayormente por la productividad de su equipo, pueden aplicar
obsesivamente severas pautas de control para asegurarse que sus subordinados
están cumpliendo rigurosamente con el horario de trabajo.
Aumenta la incidencia de
enfermedades ocupacionales y el absentismo: Trabajar en un ambiente laboral tóxico y de alto
impacto emocional, genera altas dosis de estrés que en organizaciones en las
que no se aplican políticas de conciliación entre la vida profesional y la
personal son fuente de enfermedades potencialmente incapacitantes, entre ellas
el llamado síndrome de “burnout”, que afecta preferentemente a gerentes
obsesionados por trabajar en exceso.
Atributos que definen a las
organizaciones emocionalmente inteligentes
- Orientan su cultura y
centran su razón de ser en el profesional responsable,
motivado, talentoso y comprometido con su organización, a quien acompañan
en su desarrollo profesional, y a quien apoyan en la necesaria
conciliación de las demandas exigidas por su rol en la organización, con
el tiempo que razonablemente dedica a su familia y al cultivo de sus
intereses personales.
- El Liderazgo es
empático, influyente y participativo. Empodera a los jóvenes profesionales
para facultarlos paulatinamente en la toma de decisiones cruciales para
los proyectos en los que participan, y les otorga con sentido de la
oportunidad, una mayor visibilidad e influencia en la organización.
- La organización, antes de
comportarse como una estructura anquilosada, inoperante y rígida, se
articula como una red interdependiente de colaboradores que estando
conformada en diversos entornos multidisciplinarios de aprendizaje colaborativo,
se nuclea en torno a una visión inspiradora de importante significación
tanto en lo individual, como en lo empresarial y lo social.
- La creatividad del profesional es
implícitamente estimulada y el despliegue de su potencial es
explícitamente incentivado, al ofrecerle la oportunidad de participar en
proyectos trascendentes e importantes para la empresa, que se desarrollan
en una cultura de innovación, con el aporte, motivación y compromiso de
experimentados profesionales de reconocido talento y prestigio, que
participan como mentores o tutores.
- Estas empresas facilitan la
plataforma idónea para que un colaborador talentoso decida crecer y
desarrollarse profesionalmente en una organización que aplica sistemáticamente
planes individualizados de carrera, desarrolla procesos de rotación
interna, y aplica planes de relevo, para garantizar con visión de largo
plazo, el concurso y aporte de los mejores profesionales disponibles en el
mercado.
- La Alta Dirección es factor
fundamental de éxito en la gestión sistemática y coherente de procesos de
cambio organizacional, al facilitar la reducción de la incertidumbre y
promover la aceptación de un nuevo orden, inspirando a la acción con un
estilo de comunicación influyente, empático e incluyente.
- La organización
emocionalmente inteligente propicia la diversidad, favorece la inclusión
de diversos colectivos, apoya la gestión operacional bajo criterios de
sustentabilidad medioambiental, y promueve la acción social responsable.
- La organización, gracias al
compromiso entusiasta de la Alta Dirección desarrolla estrategias de
gestión de la marca empresarial, para mostrarse ante su público objetivo
como una empresa confiable, que respeta la emocionalidad de su gente,
ofrece oportunidades equitativas de Crecimiento Profesional a
su personal, desarrolla negocios con visible sensibilidad social, y es
consciente del valor que las personas aportan a sus vidas, a sus familias,
a sus organizaciones, al tejido empresarial y a la sociedad, desde su rol
de empleado, cliente y accionista.
- En las organizaciones
emocionalmente inteligentes gracias a la aplicación de buenas prácticas de
gestión de talento basadas en competencias suele operar
una mejor correspondencia entre las expectativas, perfil de competencias y
rasgos de personalidad de los profesionales que recién han ingresado, y
los atributos, políticas y prácticas que definen y caracterizan a la
cultura organizacional y al estilo dominante de gestión.
- Cualquier colaborador,
gracias a la aplicación consistente de motivadores intrínsecos que
refuerzan su autoestima y exaltan su valía como pieza importante y
apreciada de su equipo de trabajo y de su organización, desarrollará un
inocultable sentimiento de orgullo, y será capaz de expresar un fuerte
sentido de pertenencia a su empresa, que serán determinantes como factores
claves del éxito, cuando la organización requiera del compromiso, mística
y sentido de propósito de sus más destacados profesionales para afrontar
con éxito tiempos de dificultades y crisis.
En tiempos de incesantes cambios,
cuando los ciclos tecnológicos son cada vez más cortos, el entorno de negocios
adopta una dinámica de esquizofrénica competitividad, las crisis pueden ser más
profundas y frecuentes, y los cambios organizacionales más disruptivos e
impactantes, la diferencia entre las organizaciones que sucumbirán ante la
emergencia de un nuevo orden, y las que sobrevivirán siendo competitivas a
través de la innovación, dependerá en gran medida de cómo ellas sean capaces de
desarrollar y expresar su inteligencia emocional, para anticiparse a los
cambios disruptivos, ser resilientes para afrontar crisis sistémicas, y operar
con agilidad y flexibilidad en entornos operacionales y de negocios muy
difíciles e inciertos.
Rodolfo
ResponderEliminarAplaudo su entrada.
La compartí en todas las redes sociales.
Usted es un educador empresarial.
Cuando dice:
"El daño emocional que a largo plazo experimentan las personas que dan lo mejor de su talento y de su tiempo a una empresa emocionalmente enferma".
Trabajé para una empresa emocionalmente enferma, donde daba el 110%, y lo único que recibía era: faltas de respeto, indiferencia, lo cual me hacía sentir impotente.Muchas veces dude de mi capacidad.
Usted comentó mi última entrada, y cuando hablaba de la falta de trabajo en equipo, es esta empresa en la cual trabajé.
No tienen emociones, sostengo en todos los aspectos de la vida que la inteligencia emocional es más importante que la intelectual, porque hay intuición.
No SABEN fidelizar empleados, menos clientes.
Gracias a Dios pude irme, y ver que mis compañeros quedaron con miedo, incertidumbre.
Llamando a sus empleados a los gritos, jactándose de su inteligencia frente a personas totalmente capacitadas y factor clave de la empresa.
Podría escribir un libro hablando de la dueña, una mujer carente de emociones y destilando gritos.Sus empleados con miedo, y resignados por la falta de empleo actual.
Tener emociones positivas transmite destacar logros, que la Empresa funcione en miras el éxito asegurado.Los dueños prefieren una actitud déspota.Recuerdo a mis compañeros siempre, y simplemente me da pena que soporten esto.No pueden brillar, no hay crecimiento laboral...
Cuando hablo de fidelización, la inteligencia emocional es clave.
Rodolfo todos los días aunque sean ocupados debo leerlo, no sólo porque comparto todos sus puntos de vista, sino porque con usted se aprende.
Rodolfo, debe ser un orador fantástico.
Me gustaría saber donde vive para invitarlo a alguna conferencia.
Ya me he declarado su alumna!.
Saludos
Gracias por tus palabras, me alegro que puedes aprender y por ser tu mentor.
ResponderEliminarExcelente la descripción de tu experiencia laboral, cuantas de esas he vivido, y pude seguir adelante.
En poco tiempo, te mando un email para tomar contacto.
Saludos, Rodolfo.
Gracias a usted Rodolfo, como hablamos con Federico Zinovich usted es un ser extremadamente inteligente, y con un potencial emocional bastante fuerte.
ResponderEliminarNo tenía mentores hasta que lo leí.
Lo respeto y admiro.
Saludos!
Lucía, gracias por tus conceptos, no sé si lo merezco.
ResponderEliminarSaludos, Rodolfo.