domingo, octubre 09, 2011

Los primeros pasos para romper nuestra zona de confort

No es porque las cosas sean difíciles que no nos atrevamos, es porque como no nos atrevemos se vuelven difíciles – Séneca.

La zona de confort. Ese lugar en el que nos sentimos a gusto, ese lugar que nos da paz, ese lugar que nos permite ser nosotros mismos, ese lugar cálido en el que todo es fácil y sencillo… Sí, ese lugar al que todos aspiramos es también ese lugar que con el paso del tiempo se va convirtiendo en nuestra cárcel. Nadie nos lo impone, no lo buscamos, simplemente aparece con el paso de tiempo, las circunstancias, o el azar de la propia vida.

Todos tenemos nuestra zona de confort en distintos ámbitos. En el trabajo nos incomoda que nos hagan hacer cosas nuevas o desconocidas, esos “retos” que nos negamos a afrontar por el simple hecho de que “no lo sabemos hacer”. En las relaciones, esas situaciones, domésticas o sociales a las cuales no nos queremos enfrentar (tareas domésticas, responsabilidades…). Incluso en los deportes, jugar o hacer alguno que no hemos hecho nunca y en el que “somos malos”. En todos los casos la solución sencilla es “soy así”, “mejor no intentarlo, si voy a fallar”. Sin embargo, la peor frase que nos podemos decir a nosotros mismos es

DECIRLO ES MUY FÁCIL, PERO HACERLO…

Lo que quiero compartir con vosotros hoy es unos pequeños pasos, trucos o ejercicios, llamarlo como queráis, que nos ayuden a romper con nuestra zona de confort. Pasar del dicho al hecho. Todo viaje comienza con un sencillo primer paso, pero ese primer paso es con seguridad el más difícil de dar. Se requiere práctica y coraje, pero el coraje no es más que el resultado de multiplicar la práctica por N veces (algunos dicen que pueden hacer falta 10000 horas para dominar cualquier materia). Pues bien, esas 10000 horas las podemos acortar nosotros mismos enfrentándonos a pequeños retos diarios que nosotros mismos nos planteemos. Aquí van algunas sugerencias, pero me gustaría mucho que vosotros también propongáis al resto de los lectores, a través de los comentarios, pequeños retos o ejercicios, que nos puedan ayudar a todos a romper con nuestra zona de confort.

1. CALENTAMIENTO. Los ejercicios que voy a proponer a continuación pueden parecer una chorrada, algo simple, ¿de qué me va a servir hacerlo? Ese es justo el tipo de pensamiento que nos impide hacer cosas nuevas. Si tan fácil te resulta, ¿por qué no lo haces? No estás haciendo el ridículo, estás empezando a romper tus propias barreras. Si al terminar de leer este post y antes de acabar el día no has hecho alguno de los ejercicios propuestos… en fin tú mismo.

2. EN CASA. El primer paso para romper nuestros miedos lo podemos dar en nuestra propia casa. Puede ser algo tan sencillo como coger nuestro propio teléfono y grabarnos con vídeo hablando. Por ejemplo, nos podemos imaginar una situación en la que queremos ligar con una chica o pedir un aumento en el trabajo. Algo que, en principio, nos puede dar mucho corte, pero que si lo hacemos en nuestra propia casa a solas puede ser más sencillo ¿o no tanto? Se puede empezar por el ejemplo más famoso de la historia del cine.

3. EN LA CALLE. Pregunta a cualquiera la hora. Sencillo ¿no? O mejor aún, ¿por qué no preguntas por un buen sitio para comer? Preguntar esto da más pie a entablar una conversación más larga. Algo intermedio podría ser preguntar por una dirección. La idea es entablar una pequeña conversación con alguien totalmente desconocido. Cualquier excusa es válida, lo importante es romper ese miedo inicial y ganar autoestima.

4. EN EL TRABAJO. Aunque es posible subirse el sueldo sin pedir un aumento, si crees que lo mereces debes pedirlo. Es más, deberías pedirlo personalmente. Casi siempre somos nosotros mismos los que buscamos excusas para no hacerlo: no es el momento, con la crisis que hay, cómo lo voy a plantear ahora. Recuerda, el NO es la opción por defecto si no hacemos nada. Pero es más, es la opción más confortable, la que no exige ningún esfuerzo. Rompe con ello. De todas formas, si pedir un aumento no entra en tus planes, ¿por qué no pedir un cambio de actividades? Muchas veces esperamos a que nos caigan las tareas incómodas y es entonces cuando nos sentimos incómodos. Nos quejamos, nos estresamos, pero seguro que en más de una ocasión estas situaciones nos han hecho progresar tanto personal como profesionalmente. ¿Por qué esperar a que nos vengan dadas? Podemos pasar a la acción. Un simple reto, propón tu mismo una mejora en alguna de las actividades que haces a diario, seguro que hay algo que te molesta en tu trabajo. Escribe un email a tus responsables indicando qué se puede mejorar y cómo lo harías tú.

5. EN NUESTRAS RELACIONES. Con relaciones no me refiero solo a las de pareja, que también, sino a cualquier tipo de relación entre dos o más personas. Hay mucha gente que tiene verdaderos problemas para relacionarse. Algo tan simple como entablar una conversación con un vecino que vaya más allá de un hola, se convierte en un mundo. Un primer paso sería probarlo en el ascensor. Un simple comentario sobre el tiempo (tópico típico) nos puede ayudar. Da igual el motivo, el caso es que uno de el primer paso, que no se quede cómodamente en la zona de confort. Algo más osado sería pedir algo a un vecino, sal, cebollas, una patata o un destornillador. Llamar al timbre, esperar a que nos abran… Al abrir una puerta de casa siempre estamos alerta y lo sabemos. Eso hace la situación algo más incómoda. Por último, por qué no pedir algo a tu pareja, puede ser desde un orgasmo de 15 minutos, hasta una simple caricia, un beso, o un abrazo. ¿Por qué no un “abrázame por favor”? Pídelo.

6. AFICIONES Y DEPORTES. Siempre haces lo mismo, ¿por qué no rompes con tus aficiones habituales y pruebas algo nuevo? Jardinería, modelismo, escribir, bailar… lo que se te ocurra. El primer paso es intentar hacer algo nuevo tú solo. Por estas fechas suelen salir un montón de cursos sobre infinidad de cosas, ¿por qué no vas a ver si te puedes apuntar en algo? Hace unos años jugué con la empresa al baloncesto, no lo había hecho nunca. Enfrentarme a un nuevo reto fue muy interesante, no sabía cómo moverme, pasar, o incluso las normas más básicas. Fue toda una experiencia, y también me sirvió para saber que no era lo mío ¿Por qué no probar una afición nueva?

¿Qué otros ejercicios para romper vuestra zona de confort se os ocurren? Si ya os habéis enfrentado a pequeños retos que os hayan hecho salir de vuestra zona de confort, me gustaría conocer vuestras experiencias. ¿Qué os ha ayudado a superarlo? ¿A qué tenías más miedo? Espero vuestros comentarios.

Fuente: uncafelitoalasonce.com

Aitor Calero García

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