sábado, febrero 12, 2011

El poder del pueblo y sus armas secretas: el liderazgo distribuido

Los últimos días llegan cargados de noticias tristes: Túnez, Egipto….tristes por las muertes ocurridas en las manifestaciones y a la vez alentadoras porque el pueblo se arma de valor y protesta con fuerza contra lo que no cree justo.

Entre medio de las noticias, escucho varias veces que las revueltas de ambos países, las manifestaciones espontáneas, no hubieran sido posibles sin internet, y más exactamente sin redes sociales. Gracias al intercambio de información y a la posibilidad de organización que las redes sociales aportan, la gente ha conseguido unirse y provocar una revuelta sin precedentes.

Asociando ideas, me llega el recuerdo de las movilizaciones que tuvieron lugar en España en el 2004, entre los atentados del 11M y las elecciones generales del 14M, recuerdo claramente la influencia que en ellas tuvieron internet y los SMS; ¿Consiguieron cambiar el rumbo del país? Lo que sí que está claro, es que causaron influencia en la decisión de voto de los ciudadanos.

La forma que adopta el poder ha cambiado, la influencia ya no procede de un grupo dominante, el pueblo tiene la capacidad de construir sus propias redes de comunicación para compartir información, debatir y autoorganizarse sin ser controlados por los medios.

Ya es inevitable. La capacidad de influencia, está en cada uno de nosotros, en los ciudadanos. El liderazgo se ha distribuido y va pasando a manos de los líderes de opinión en las redes – puede ser cualquier ciudadano-. Nace el fenómeno de las microcelebridades: todos podemos hacer publicidad de nosotros mismos y tener influencia sobre los demás.

¿Dónde quiero ir a parar? Nuestras organizaciones, nuestras empresas, representación de la sociedad a pequeña escala, no se escapan a los cambios de foco del poder: el liderazgo distribuido. En este nuevo paradigma el líder –el que influye, el que genera opinión, el que moviliza emociones y crea pasiones- puede ser cada uno de nosotros sin importar la posición jerárquica.

Pase lo que pase con las redes corporativas 2.0, este nuevo liderazgo es inevitable: Implantemos o no este tipo de herramientas sociales en nuestras empresas, disponemos de suficientes medios para comunicarnos entre colegas y compartir nuestras ideas, por tanto, ¿Por qué no hacerlo de forma organizada?

Para compartir esta información de forma organizada, conversar, compartir archivos, crear grupos y subgrupos, en definitiva para gestionar la red de interacciones entre los miembros de una empresa, existen numerosas herramientas de microblogging. La más usada actualmente es Yammer, que utilizamos nosotros (Humannova) y recomendamos a muchos de nuestros clientes. La usamos para comunicarnos internamente, nos permite mantenernos informados de lo que están haciendo nuestros compañeros, compartir documentos, fotos, videos…casi todos somos consultores que pasamos buena parte de nuestro tiempo en empresas-cliente. Se te puede ocurrir cualquier idea de negocio en momentos en los que no estás en la oficina, ni puedes comentar con tus compañeros. Un comentario en Yammer puede poner en marcha un proyecto que genere un negocio (algunos de los proyectos han nacido así), y nos permite crear grupos de trabajo.

Otra plataforma que recomendamos a nuestros clientes, que se está consolidando e implantando en numerosas empresas con éxito (y ganándole terreno a Yammer) es Zyncro, que además de microblogging , sincroniza los archivos del PC y permite compartirlos en línea (algo parecido a Google Docs, Dropbox, u otras herramientas) y ha incorporado recientemente gestión de tareas (algo parecido a Teambox), además la gente de Zyncro está trabajando para mejorar continuamente la herramienta.

También encontramos en muchos de nuestros clientes SharePoint de Microsoft, Lotus Connection de IBM, por nombrar algunas de las más conocidas, normalmente destinadas a grandes empresas.

Todas ellas vienen a ser algo parecido a una plaza pública que incentiva el diálogo descentralizado, multijerárquico y ¿libre?

Las buenas ideas pueden venir de cualquier lado, así como la influencia y por lo tanto el liderazgo, que puede cambiar en cualquier momento.

Pero ¿están preparadas las empresas para “perder” el control clásico sobre lo que se dice, se piensa o se decide?

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