viernes, febrero 04, 2011

Coaching y cambio de actitud

El coaching ayuda a las personas/profesionales a cambiar. En definitiva, es un proceso de modificación de hábitos para alcanzar sus metas u objetivos. Para tomar conciencia de esos hábitos es necesario comprender el proceso acción = resultado y cómo funcionamos ante ello.

Cuando realizamos una acción y obtenemos un resultado positivo, tendemos a repetir el mismo proceso ante situaciones similares. La pregunta es ¿cómo actuamos cuando el resultado es negativo? Por regla general, probamos otras acciones sin analizar el proceso y es posible que se produzca una reiteración inconsciente de un mismo proceso que nunca llegaremos a acertar, lo que nos lleva a resignarnos, estancarnos o bloquearnos y, a partir de ahí, nos decimos que es imposible cambiar.

Por fortuna, desde tiempos muy remotos, no hay más que ver a maestros filósofos utilizados hoy en día como referencia (Sócrates, Aristóteles, Confucio, Séneca, Baltasar Gracián …) se ha observado que la persona puede cambiar cuando toma conciencia de cuál es su actitud.

Porque la actitud y no la acción es la raíz del error. En el coaching se enseña que: si sembramos una actitud cosecharemos una acción; si sembramos una acción cosecharemos un hábito y si sembramos un hábito cosecharemos un carácter. El carácter nos lleva a nuestro destino. Por lo tanto, si no me gusta mi destino, cambio la actitud.

Y es en ese punto, en la actitud, donde el coach trabaja como coachee o cliente, entendiendo ésta como el conjunto de nuestras conductas, creencias, valores y mística personal y profesional.

Cambiar conductas

Desde este punto de arranque, y aunque muchas veces nos cuesta creerlo, no es difícil cambiar nuestras conductas. Si tomamos conciencia de cómo nos conducimos ante las situaciones terminaremos siendo dueños de nuestros pensamientos, emociones y sentimientos.

A menudo, nuestros pensamientos están condicionados con nuestras conductas inefectivas que junto con las emociones nos llevarán a desarrollar sentimientos positivos o negativos. Son fundamentalmente los sentimientos de víctima, culpa y resentimiento los que construyen las cargas emocionales que más problemas nos acarrean: ignorancia, ira y miedo, cargas emocionales que son las que dominan nuestras vidas y que cuanto antes debemos aprender a canalizar.

El coaching ayuda también a descubrir nuestras debilidades y fortalezas para conocernos mejor y superarnos en situaciones límite ya buscar nuestras oportunidades que son las que nos llevan a tomar decisiones y ser valientes en momentos de crisis y, por consiguiente, tomar conciencia de las amenazas y ser muy cuidadoso y respetuosos con uno mismo y con los demás.

Cuando nos demostramos a nosotros mismos que somos capaces de cambiar, adquirimos mucha más confianza y auto estima, lo que nos lleva a sentirnos más satisfechos, a compartir y confiar más en las personas y a que nuestra vida tenga un sentido y una dirección. También es importante un cambio para realizar mis sueños, y sentirme querido, valorado y realizado.

El coaching y su evolución

En una investigación realizada en EE.UU en 1957, ante la pregunta de ¿es usted feliz? La respuesta afirmativa fue de un tercio de los encuestados. La misma investigación y con una muestra igual se repitió 30 años después. El resultado fue el mismo.

Este estudio concluyó que la característica común en dos épocas tan diferentes social e históricamente era que la felicidad dependía de que uno es y de su experiencia y no de lo que tiene. Los que se declaraban felices coincidían en enfocarse en la experiencia, mientras que los insatisfechos valoraban el éxito según los símbolos externos.

Coaching personal y su aplicación al coaching profesional

Las nuevas corrientes han demostrado que la aplicación del coaching personal en el ámbito profesional aumenta la eficacia de cualquier objetivo de empresa en un servicio de coaching empresarial.

Esto debería haber sido evidente siempre, ya que la empresa está formada por persona. En el S. XXI, a las empresas se las medirá por su talento (Capital intelectual + Capital emocional) de sus equipos de trabajo. Esos equipos tienen que tomar decisiones, gestionar cambios de organización y obtener resultados para su supervivencia mediante el desarrollo, investigación e innovación.

Para llegar a estas metas, las personas necesitan estar satisfechas en el trabajo y disfrutar de un excelente clima laboral. Está demostrado que en este terreno abonado es donde se obtienen los mayores beneficios y unas mejores cuentas de resultados.

Un negocio próspero es aquél donde se realiza bien el trabajo y se logran las metas de acuerdo a unos valores centrales y respetados por todo el personal, de acuerdo a los criterios de responsabilidad social corporativa cada vez más extendido como parámetro de rentabilidad de una empresa. Según este concepto, la empresa para sobrevivir necesita una satisfacción armoniosa entre accionistas, clientes, proveedores, organizaciones públicas y la propia sociedad, lo que lleva a convertir a la persona como el gran motor de la compañía.

Según la Revista Fortune 500, una de las herramientas más utilizadas en el 57% de las empresas más admiradas había sido el Coaching personal y Ejecutivo. Según un estudio del Manchester INC, los directivos que habían recibido coaching habían mejorado el rendimiento en 6 veces con respecto coste que había supuesto el servicio de coaching. Los coachees declaraban que habían conseguido mejorar su calidad de vida personal y profesional. Además, habían aprendido a ser mejores entrenadores de sus equipos para desarrollar el talento y reforzar sus habilidades para alcanzar sus objetivos.

Así pues, el coaching ayuda a la empresa a manejar el cambio enseñando a los directivos a utilizar correctamente sus habilidades de liderazgo y crear un ambiente de trabajo que evite la fuga de los talentos. Se trata de mejorar en los individuos su acción y comportamiento para que apoyen el negocio tanto a corto, medio y largo plazo. Cuando los individuos y equipos trabajan de forma efectiva toda la organización se beneficia.

A través del coaching, el directivo “aprende a aprender” y tiene la oportunidad de potenciar su talento y alinear sus propios objetivos con los de la organización. Los directivos excelentes lo son en muchos casos porque tienen coachees capaces de ayudarles a optimizar su eficacia, fijar objetivos, superar obstáculos y detectar oportunidades. La misión del Coach es apoyar a cada directivo a ser el mejor profesional que es capaz de ser y a enseñarle a utilizar bien estas habilidades con su equipo.

Un directivo excelente tiene que desarrollar las siguientes cualidades:

- Practicar con lo que predica.

- Dedicar tiempo a sus equipos.

- Ser flexible con los errores y tomar conciencia con ellos para un cambio.

- Desarrollar y formar a sus equipos.

- Darles el reconocimiento adecuado.

- Comunicación efectiva con sus equipos.

- Apoyar con los recursos necesarios para alcanzar los objetivos.

- Estar dispuestos a una mejora continua.

- Reconocer la creatividad e innovación.

¿Qué fases tiene que dominar un directivo para alcanzar los objetivos con su equipo?

- Apoyar a sus equipos para la obtención de sus propios recursos.

- Comprometerse a que participen y se conviertan ellos mismos en gestores del proceso de cambio.

- Hacerles conscientes de la realidad empresarial y de los beneficios.

- Enseñarles a liderar en lugar de jefear.

- Los cambios de conocimientos, habilidades, competencia y capacidad para anticiparse al mercado de futuro permiten a la organización tener mayor control sobre su destino.

¿Es fácil el cambio por sí mismo?

Son muy pocos los que pueden desarrollar todo su potencial por sí mismos y sin ayuda de un coach, son pocos los que consiguen experimentar un cambio profundo y real, con el apoyo de un coach se consigue en el menor tiempo y además es un guía, una caja de herramientas que apoya de alguna medida a ser también la fuerza motriz en ese esfuerzo por el cambio y a obtener el máximo de ellos mismos.

Fuente: Grandes Pymes

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