En cierta ocasión Einsehower decía: “Selecciono a mis generales por sus virtudes y no por la carencia de defectos”. Muchas veces hemos hablado aquí de trabajo en equipo. Una de las claves está en la “complementariedad”. Todos tenemos debilidades y carencias que debemos compensar con las fortalezas de otros miembros para construir un conjunto competente. ¿Se imaginan a un equipo de fútbol con sólo delanteros o defensas? Muchas veces hay personas que se llevan los galones porque tienen más visibilidad, pero cualquiera con un poco de experiencia sabe que detrás de cualquier logro hay mucha gente que hace una labor callada, discreta, poco vistosa pero tremendamente eficaz. Quien vaya de "llanero solitario" por la vida, las probabilidades de éxito son limitadas. Necesitamos de los demás llegar lejos.
Dejo otra historia también extraída del libro citado ayer: “Cuentos que mi jefe nunca me contó” (LID, 2006), de Juan Mateo:
“En un pequeño pueblecito, a las afueras de una gran ciudad, existía una diminuta carpintería famosa por los muebles que allí se fabricaban. Cierto día las herramientas decidieron reunirse en asamblea para dirimir sus diferencias. Una vez estuvieron todas reunidas, el martillo, en su calidad de presidente tomó la palabra:
– Queridos compañeros, ya estamos constituidos en asamblea. ¿Cuál es el problema que queréis tratar?
– Tienes que dimitir, exclamaron muchas voces.
– ¿Por qué? ¿Cuál es la razón?, inquirió el martillo muy extrañado.
– ¡Haces demasiado ruido!, se oyó decir al fondo de la sala, al tiempo que los demás afirmaban con sus gestos.
– Además –agregó otra herramienta –, te pasas el día golpeando todo.
El martillo se sintió muy triste y frustrado por lo que reaccionó de inmediato.
– Está bien – se sinceró con todos –, me iré si eso es lo que queréis. ¿Quién se propone como presidente?
– Yo – se autoproclamó el tornillo –, yo seré el próximo presidente.
– De eso nada – gritaron varias herramientas –. Sólo sirve si das muchas vueltas y eso nos retrasa todo.
Hubo un pequeño silencio sólo cortado por algún murmullo, hasta que de repente se levantó la lija.
– Seré yo, exclamó.
– ¡Jamás! – protestó la mayoría –. ¡Eres muy áspera en tu trato y siempre tienes fricciones con los demás.
– ¡Yo seré el próximo presidente!, anunció el metro mientras se estiraba.
– De ninguna manera – se ofendió una pequeña herramienta –. Te pasas el día midiendo a los demás como si tus medidas fueran las únicas válidas.
En esta discusión estaban enfrascados cuando entró el carpintero y se puso a trabajar. Utilizó todas y cada una de las herramientas en el momento oportuno. Después de unas horas de trabajo, los trozos de madera que se encontraban apilados en el suelo fueron convertidos en un precioso mueble listo para entregar al cliente. El carpintero se levantó, observó el mueble que había construido y sonrió al ver lo bien quedado su obra. Se quitó el delantal de trabajo y salió de la carpintería.
De inmediato la Asamblea volvió a reunirse. Fue el alicate quien en esta ocasión tomó la palabra.
– Queridos compañeros, es evidente que todos tenemos defectos pero acabamos de ver que nuestras cualidades hacen posible que el carpintero pueda hacer muebles tan maravillosos como éste.
Las herramientas se miraron unas a otras sin decir una palabra. El alicante continuó su discurso:
– Son nuestras cualidades y no nuestros defectos los que nos hacen valiosas. El martillo es fuerte y eso nos hace unir muchas piezas. El tornillo también une y da fuerza en las zonas en las que el martillo no debe actuar. La lija lima aquello que es áspero y pule la superficie. El metro es precioso y exacto y nos permite no equivocar las medidas que nos han encargado. Y así podría continuar con cada una de vosotras.
Después de aquellas sabias palabras todas las herramientas se dieron cuenta que sólo el trabajo en equipo les hacía realmente útiles y que debían fijarse en las virtudes de cada uno para conseguir el éxito”.
Da tanto para pensar! No sólo en los equipos de negocios.. sino también en los equipos de la vida, en la familia!
ResponderEliminarMuy sabio Eisenhower.