martes, diciembre 14, 2010

Cómo lograr empresas más humanas

Una nueva tendencia en el management actual propone rescatar los valores, priorizar los recursos humanos y lograr un equilibrio entre la vida laboral y personal para ser más felices en el ámbito de trabajo. El especialista en recursos humanos Alejandro Melamed revela las pautas de este estilo empresarial que llegó para quedarse.

Suponga que los empleados de una compañía están de acuerdo con la siguiente afirmación: “Me gusta ir a trabajar. Soy feliz en la empresa donde trabajo”. A lo mejor, este postulado puede parecerle utópico, pero en algunas empresas argentinas, es una realidad. Recientemente, la consultora internacional Great Place to Work premió a las mejores empresas argentinas para trabajar durante 2010, ranking que fue elaborado, precisamente, por los empleados de 127 compañías. El director general de la consultora, Omar Gennari, comentó al respecto: “En las compañías premiadas se reconocen tres factores en común: el convencimiento y el compromiso de la alta dirección, la generación de políticas y prácticas diferenciadas, y la firme creencia en que la gente hace la diferencia”. Aquí aparece la palabra clave del management actual: la gente. Tan en boga está el tema de la importancia del personal en las empresas que Alejandro Melamed, doctor en Ciencias Económicas, especializado en temas de management y capital humano, y actual director regional de Recursos Humanos para Latinoamérica en una prestigiosa compañía internacional, acaba de publicar el libro Empresas + humanas. Mejores personas, mejores empresas. En sus páginas, aborda el rescate de los valores humanos, los recursos humanos y el equilibrio entre la vida laboral y la extralaboral. ¿Lo escuchamos?

La felicidad es posible…

“Las empresas deben entender que la gente es el elemento central de la organización. Estamos en un mundo donde lo que valen son las ideas, y generan ideas positivas solo aquellas personas que están inspiradas, felices, contentas… –desliza Alejandro Melamed durante la charla–. Considero que únicamente podemos pensar en empresas exitosas en tanto y en cuanto tengan feliz y motivada a su gente y puedan lograr que den lo mejor de sí. Lo que las empresas deben obtener es lo mejor de cada persona, y la persona da lo mejor cuando tiene una vida totalmente balanceada, cuando puede lograr una vida familiar, social y cultural equilibrada”. Parece ser que, por fin, la felicidad y el trabajo pueden ir de la mano y convivir en un mismo espacio. Pero ¿cómo se construye una empresa donde el trabajo y la felicidad coexisten? ¿De qué manera se logra que la gente disfrute y se sienta plena mientras trabaja? Con más de veinte años de experiencia laboral en consultoría, Melamed parece tener la respuesta: “Las compañías deben ofrecerles a sus empleados un marco de crecimiento, desarrollo y desafío permanentes… un entorno donde lo pasen bien. Hay una estadística que sostiene que el 97% de las mejores ideas no se producen en el marco laboral. Esto sucede porque los empleados se pasan el día respondiendo mails o desarrollando presentaciones y no pueden generar sus mejores ideas. En este contexto, el rol de la compañía será el de ofrecer espacios laborales en los cuales esas ideas puedan emerger”.
–¿De qué modo se logra el bienestar dentro de las organizaciones?
–Una persona es feliz dentro del marco laboral por tres razones: el tipo de empresa, el jefe que tiene y los colegas de trabajo. En general, la gente se va de los trabajos porque alguno de estos tres factores no funciona; pero, sobre todo, se van porque tienen problemas con su jefe. Un mal jefe puede hacer que la vida del empleado sea un sufrimiento, mientras que uno bueno puede generar una vida de paz total.
–¿Cuáles son las principales frustraciones de los empleados?
–La carga de trabajo que, a veces, se hace imposible de sobrellevar, las pocas oportunidades de crecimiento, el no tener participación en la toma de decisiones, el no disponer de tiempo para cuestiones personales. Lo ideal es que el empleado y el empleador se posicionen positivamente para que ambas partes salgan favorecidas. Una empresa preocupada por la responsabilidad social debe dirigirse, sin duda, hacia sus empleados. En ese sentido, uno de los objetivos esenciales es que ellos logren la conciliación entre su vida personal y la profesional. Esta es la situación que Melamed define como life balance: “Debemos hablar de vida integralmente balanceada, pues el trabajo es parte de nuestra vida, no algo ajeno a ella”, remarca el especialista.
–¿Cómo se logra el life balance?
–En líneas generales, no hay una receta; pero, por otro lado, cada persona tiene su propia receta. En las compañías hay gente de todas las generaciones conviviendo: personas de 20, 30, 40, 50 y 60 años… Lo que hay que entender es que cada uno tiene un equilibrio de vida diferente del otro. Es necesario comprender que algunos necesitan tiempo libre; otros, pasar más tiempo con su familia, hacer más deporte, dedicarse más a los estudios o lo que sea… Hay que ser sensible a la situación de cada uno y ofrecer alternativas para que la persona se sienta completa en todos los ámbitos y se brinde al máximo en cada uno de ellos. Como bien dijo el experto en management, no hay recetas únicas, aunque sí existen diferentes iniciativas que, si se dan dentro de un marco adecuado, logran impactantes resultados. Por ejemplo, horario flexible con ingresos y egresos móviles, horario de verano (en el que se trabaje los viernes solo hasta el mediodía), medio día libre por mes para realizar actividades personales, reintegros por gasto de actividad física, programas de capacitación, guardería de niños subvencionada, transporte hasta y desde la empresa.

Mejores personas, mejores empresas

¿Qué tipo de empresas procuran establecer un buen clima laboral para que los empleados puedan sentirse plenos y felices y dar lo mejor de sí? La respuesta parece ser una: las empresas más humanas. Alejandro Melamed lo explica así: “El empleado que está contento, feliz, motivado, que tiene un jefe que lo inspira, que cuenta con oportunidades de crecimiento permanente y que enfrenta desafíos intelectuales es un empleado que dará todo de sí para lograr los objetivos. Confío plenamente en que lo que más quieren las personas dentro del ámbito laboral es crecer, tener oportunidades, estar en contextos constructivos, de diálogo, de participación… y eso hace que se sientan felices”.
–¿Cuándo surgieron las empresas más humanas?
–En los últimos veinte años, los paradigmas cambiaron, sobre todo cuando aparecieron las nuevas generaciones en el ámbito laboral y comenzaron a elegir dónde querían trabajar. Hoy en día se da una situación medio paradójica, que se llama “guerra del talento”: a aquel que tiene trabajo y que es competente en su función se lo busca para nuevos trabajos. Las personas que están en esta posición eligen dónde trabajar y, al hacerlo, eligen el mejor lugar: el que sea más respetado, el que brinde mayor posibilidad de crecimiento, de esparcimiento, de expansión integral. Por esta razón, las empresas se tornaron más humanas y pugnan por tener un buen posicionamiento entre la gente.
–¿Esto quiere decir que las empresas buscan seducir al personal?
–Las empresas deben considerar que las personas son el eje central de la organización. Mi hipótesis es que en el largo plazo sobrevivirán solo aquellas empresas que protejan a su gente. Así como hoy en Europa a nadie se le ocurre comprar un producto o un servicio de una compañía que atente contra el medio ambiente, en el largo plazo nadie comprará algo de una compañía que atente contra su gente. Esto será un círculo virtuoso muy bueno para las empresas, para las sociedades y para las relaciones… En la sociedad contemporánea ya no basta con tener personal eficaz. La clave es contar con los mejores talentos, con gente competente, motivada, comprometida, con deseos de cambio y con participación democrática en las decisiones. Esta sinergia es determinante para mejorar el clima y la cultura de las empresas, evitar toda resistencia al cambio y, por supuesto, contribuir al logro de mejores resultados. Asimismo, uno de los grandes desafíos es poder atraer a los mejores talentos y que estos, una vez que se incorporan, decidan seguir trabajando y no se queden solo por una cuestión de costumbre. Definitivamente, la gente es uno de los factores decisivos de éxito en cualquier empresa.
–¿Qué rasgos tienen los empleados de las empresas más humanas?
–Quienes aspiran a trabajar en estas empresas son personas que tienen muchos valores, mucha capacidad de aprendizaje, sensibilidad. En definitiva, es gente que aspira a superarse todo el tiempo, pero que, por encima de todo, considera que el trabajo es parte de la vida, pero no lo es todo. Creo que cuando entendemos esto, se trabaja mucho mejor, la gente es más feliz dentro de su trabajo y no mira el reloj para ver cuánto falta para irse. Es gente que da todo lo mejor de sí a favor del trabajo, pero que también tiene una familia y se interesa por el cuidado de su físico, de su intelecto, de su desarrollo profesional y de su marco social.
–¿Cómo son los líderes de estas empresas?
–Tienen una visión integral, motivan todo el tiempo, consideran que detrás de todo proyecto hay una persona, son líderes que escuchan, que tienen una humildad permanente. La humildad es una actitud: para ser jefe es necesario tener la capacidad de entender que los que vienen detrás serán mejores que uno; de lo contrario, habrá que despedirlos. La única manera de crecer es que los que vienen detrás te impulsen a seguir creciendo.
–A tu criterio, ¿cuál es el tipo de liderazgo ideal?
–Soy un fiel creyente del liderazgo integral; liderazgo en todas las áreas donde la persona interactúa. Se debe buscar la humanización de las relaciones, el entender que somos todos seres humanos, que tenemos virtudes y defectos; también se debe entender que la mesa es siempre circular. Nunca hay que creérsela, ni cuando estás muy arriba ni cuando estás muy abajo.

El futuro ya llegó…

–¿Qué importancia tiene el capital humano en una compañía?
–Cuando uno visita una empresa, se da cuenta de si la gente está contenta o no. A nadie le gusta ir a un comercio y que el empleado lo atienda mal, nadie quiere subirse al colectivo y que el colectivero tenga mala cara… todos queremos ver a la gente contenta y estar en un lugar donde las personas se sientan bien. Por fortuna, hay muchísimas empresas en el país donde la gente está feliz, donde el humor, la buena onda y los valores humanos están presentes.
–¿Cuál será el futuro de las empresas?
–Las empresas más humanas vinieron para quedarse; no se trata de una moda pasajera. Cada vez más, los empleados optarán por trabajar en estas empresas, por lo cual aquellas compañías que tomen la iniciativa primero tendrán muchas más probabilidades de ser exitosas con el tiempo y reclutar empleados talentosos que compartan la misma visión que la organización.

Anita Pando (analiapando@hotmail.com)

Fuente: Nueva. La revista del interior

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