viernes, julio 23, 2010

El deporte como metáfora para el liderazgo

Por la tarde del primer día del curso “Confianza en los Gobiernos Locales”, el que fuera base del Real Madrid y de la selección española de baloncesto, Juan Antonio Corbalán, realizó una conferencia bajo el título “liderazgo y equipos”. Corbalán, médico y actual presidente de la consultora MAKEATEAM desgranó con buen estilo y un amplio número de anécdotas una serie de aspectos reiteradamente mencionados cuando se habla de liderazgo. En este sentido, eché en falta no tanto algo novedoso, lo que es cada vez más difícil en este asunto, pero sí un discurso algo más redondo ya que me dio la impresión de escuchar un conjunto de ideas inconexas que se ligaban levemente entre sí. Con todo, pasamos hora y media entretenida y sugerente para quien llegue a recoger alguna de las ideas planteadas y trate de llevarla a la práctica de la administración local.

Las ideas clave planteadas fueron:

Tanto en el deporte como en la política las cosas se hacen de abajo a arriba aunque se venden de arriba abajo, pero sin base no hay cimientos sólidos.
El entrenador no puede hacer nada por si mismo. No encesta, no regatea, no defiende, tiene que crear el contexto para que lo hagan sus jugadores. Eso implica confianza. Los equipos deben estar llenos de protagonistas.
No necesitamos personas que estén esperando que les digan lo que tiene que hacer. El verdadero valor de los equipos se mide el grado de protagonismo que llegan a dar a sus componentes.
Lo técnico y lo emocional. El talento no es suficiente, necesita dirección. Lo que da dirección al talento es el respaldo, el apoyo, el cariño, la protección, el sentir que lo que se hace es considerado. Sin eso no se da nada. Exijamos al profesional y respetemos a las personas.
El equipo se proyecta en cada uno de sus integrantes. Cada miembro del equipo tiene que sentirse parte del proyecto. Tiene que sentirse protagonista y eso se transmite.
La auténtica responsabilidad del líder es dar a su gente el marco adecuado para expresarse con su máxima potencialidad. Su éxito está en cómo gestiona el éxito de los demás.
El líder no es un jefe. El líder es un educador. El líder es un punto de apoyo. El líder transmite protagonismo. El líder es un formador de líderes.
La motivación profunda la da encontrar un sentido a lo que hacemos que va más allá de nosotros mismos y de nuestra organización.
Cuando pones tu trabajo en manos de personas que saben tomar decisiones tienes el éxito en tus manos.
A un base se le juzga por si consigue hacer mejores a los demás, no por si es mejor o peor jugador. Eso es lo que ha de hacer un líder.

Finalizó su conferencia con una cita del entrenador de baloncesto norteamericano, recientemente fallecido, John Wooden, que en términos generales decía algo así: Nunca he dicho a un jugador “vamos a ganar”. Lo último que digo a mis jugadores antes de salir es: Cuando acabe el partido quiero que podáis tener la cabeza bien alta. Yo se que solo hay una manera de que esto sea así y es que hayáis hecho todo lo mejor que podíais hacer. Lo mejor es no poder hacer nada más.

Fuente: enriquesacanell.blogspot.com

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