martes, mayo 18, 2010

El personal crece si se le dan oportunidades

El Ph D. Rubén Roberto Rico - Director de Total Quality Consulting Group y Presidente Internacional de SLADE, nos ha enviado un interesante artículo para debatir.

Para introducirnos en el tema, comencemos aprendiendo qué le sucede al pez con relación al entorno en que puede desarrollarse. Veamos: si colocamos un pez pequeño en una pecera, crecerá unos 6 centímetros de largo, aproximadamente; pero si lo ponemos en un recipiente mediano, podrá alcanzar unos 23 centímetros.

Ahora bien, si lo metemos en un tanque mucho más grande se desarrollará hasta cerca de un metro, y si lo incorporamos en un lago o mar, podría llegar a más de tres metros. Lo que nos enseña esta metáfora es que el tamaño del pez está vinculado directamente con su entorno.

Sucede lo mismo con el personal: el tamaño de sus actitudes y comportamientos crece en forma proporcional a su entorno, es decir, en la medida en que le damos más oportunidades; por supuesto, éstas deben ser monitoreadas para que a través del autodesarrollo y el desarrollo pueda seguir creciendo.

Surge aquí la noción de límite. El problema de los límites no es, precisamente, su concepto, sino cómo los administramos. Los límites definen la mayor extensión que pueden tener nuestras facultades y derechos; como dice William Gram: tienen que definir qué podemos hacer, no lo que no podemos hacer.

Si los límites no se encuentran claramente definidos, las personas terminan fijándolos ellas mismas y, como dice la historia, acaban peleándose. La función de un límite no es coartar la acción sino crear responsabilidad y libertad para actuar, ensanchando los límites si existen capacidades de crecimiento en la gente.

Lo recomendable es que los límites sean útiles, que no sean restrictivos, y evitar aquellos que no funcionan en forma adecuada por ser excesivamente amplios, provocando posibles improductividades e inhibiciones del personal.

En síntesis, para que el personal crezca hay que otorgarle oportunidades, ampliando los límites en forma gradual, principalmente a través del autodesarrollo y el desarrollo. Amplíe los límites del talento humano para así aumentar las contribuciones y el valor. Elevemos los niveles de estándares para que de ese modo incrementemos y concretemos nuevas oportunidades.

Como sostiene Karl Weick: “Presionar más fuerte con los viejos límites no servirá.” Por tanto, es importante y necesario desarrollar el nivel de empowerment personal, que recorre cuatro estados de menor a mayor: el yo podría, el yo quiero desarrollarme, el yo sigo creciendo y el ideal, el yo estoy capacitado para autodesarrollarme y autoliderarme.

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