Experiencias

Rodolfo Salas: Facilitador y potenciador sobre conocimientos de liderazgo, estrategia, marketing y gestión de los negocios.

Fortalezas: Dirigir, inspirar e integrar a otros con una gran energía, Aceptar cambios de forma positiva, Desarrollar relaciones con otros, Ser más visible y Tener un alto grado de compromiso.

miércoles, agosto 27, 2014

¿Cómo adquirimos nuevos hábitos productivos? (II)

Siembra un pensamiento y cultivarás una acción; siembra una acción y cultivarás un hábito; siembra un hábito y cultivarás un carácter; siembra un carácter y cultivarás un destino” Stephen R. Covey

En la anterior entrega estuvimos hablando de qué son los hábitos y cómo integran nuestra zona de confort. ¿Cómo adquiero un nuevo hábito?
Hoy comparto algunos consejos que a mí me han resultado útiles en la adquisición de nuevos hábitos. Son más bien universales así que espero que a ti también te resulten de ayuda:
1) Por favor, sólo un hábito a la vez.
La multitarea es uno de los enemigos de la productividad y también lo es de la adquisición de hábitos. Una vez finalizado el proceso, notarás cómo el hábito recién adquirido se ejecuta de manera automática. En ese momento, y no antes, puedes planificar la adquisición de un nuevo hábito.
2) Asócialo a una rutina disparadora.
Va a resultarte mucho más sencillo si asocias el hábito que pretendes adquirir a una rutina que ya llevas a cabo hoy en día. Por ejemplo, si quieres planificar tu jornada, hazlo después de cepillarte los dientes. Tener una rutina disparadora te ayudará a anclar el nuevo hábito.
3) Tratar la adquisición de un nuevo hábito como un proyecto.
En realidad, es de lo que se trata: un proyecto de unos dos meses de duración. Por lo tanto, escribe tu meta, tus objetivos y planifícalo (cuándo empiezas, cuánto le dedicarás al día, riesgos identificados, etc.).
4) Revisa a diario tus progresos.
Revisa cada día tus progresos. No te rindas al primer fallo. Replanifica si es necesario. Sobre todo, sé sincero contigo mismo. Los hábitos de revisión son fundamentales en todo proceso. Adquirirlos (ya que también son hábitos en sí  mismos) es un paso previo a la adquisición de cualquier otro hábito.
5) Métete un poco de presión positiva.
El hecho de comentar con personas que te importan lo que estás haciendo, significa hacer un poco más fuerte el compromiso que mantienes contigo mismo. Esta presión positiva (estrés) puede ayudar a que tu esfuerzo no decaiga en los momentos de debilidad.
6) Poco a poco hila la vieja el copo.
Haz que el tiempo de ejecución del nuevo hábito y la frecuencia diaria vayan “in crescendo” hasta que el hábito se repita tantas veces al día como sea necesario y su duración sea la definitiva. Si lo que pretendes, por ejemplo, es procesar todo el email pendiente, empieza dedicando 10 minutos al día a esta tarea. Lo importante es que empieces a hacerla regularmente. Si pretendes vaciar toda tu bandeja de entrada de golpe te agobiarás y abandonarás.
7) Dale alegría a tu cuerpo Macarena.
No te olvides de concederte un premio si lo has hecho bien. Hablamos de cosas sencillas: un paseo, cinco minutos de descanso, escuchar una canción o tu chuchería favorita. Estas gratificaciones multiplicarán tus posibilidades de éxito y son cruciales, sobre todo, los primeros días del proceso.
8) Tómatelo en serio, sé disciplinado.
Ejecuta lo planificado todos los días del proceso, sin excepción. Si un día, por lo que sea, fallas, no te rindas y continúa con el plan. La disciplina es quizás la habilidad más necesaria en el proceso de adquisición de un hábito.
Si, a pesar de todo, no obtienes lo que estabas buscando, plantéate si tu plan y su ejecución han sido correctas. No conseguir algo no es fracasar, fracasar es no aprender nada en el intento. Vuélvela a tocar, Sam.
Artículo originalmente publicado en ¿Qué aprendemos hoy? 

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